viernes, 8 de enero de 2016

“PAPÁ” DICE QUE ESTOY

El progreso no es un accidente. Herbert Spencer

Penni entró en la cafetería, pidió un sándwich y se sentó en una mesa. A su lado, una familia celebraba la participación de su hijo en un partido de baloncesto. Con la intención de ser amable, Penni dijo al muchacho: “Tu equipo debe de haber ganado, ¿eh?” El pequeño sonrió y respondió: “No, perdimos 24-2”. “Entonces, ¿tú anotaste la única canasta de tu equipo?”, preguntó ella. “No. Yo lancé el balón ocho veces, pero solo tres lanzamientos tocaron el aro”, comentó el niño. Penni no salía de su asombro; aquella familia parecía estar celebrando algo que muchos hubieran preferido ocultar. Ante la cara extrañada de la desconocida preguntona, el niño añadió: “Estamos celebrando porque en el partido anterior lancé nueve veces y ni una toqué el aro. Papá dice que estoy progresando”.*
No te asombres si, a estas alturas de tu vida cristiana donde ya creías que tendrías superadas muchas más cosas, todavía te descubres con tristeza a ti misma cayendo en “errores” de principiante. No te sorprendas ni te ocultes, simplemente acepta las cosas como son y sigue adelante, “porque aunque siete veces caiga el justo, volverá a levantarse” (Prov. 24:6, RV95). En realidad, lo que importa es que ante los ojos del Padre celestial, estés progresando. A muchos podrá extrañarles que todavía no hayas superado cuestiones espirituales que para ellos son pan comido, pero no por eso tu experiencia deja de ser valiosa, porque cada camino conduce a la salvación de un alma.
“La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud” (Prov. 4:18). Claro que una quisiera encestar el primer lanzamiento que hace, pero si así fuera, no sé cuánto valoraríamos nuestro propio progreso ni cuánto estaríamos dispuestas a continuar progresando. Dios, en su sabiduría, ha considerado que la mejor receta, es la cocinada a fuego lento. Por eso, no juzguemos a los demás en su aparente inmadurez espiritual ni nos subestimemos por no haber alcanzado las alturas esperadas; simplemente, continuemos nuestra tendencia de crecimiento. “El carácter se da a conocer, no por las obras buenas o malas que de vez en cuando se ejecuten, sino por la tendencia de las palabras y de los actos habituales en la vida diaria” (El camino a Cristo, cap. 7, p. 86).

“La senda de los justos se asemeja a los primeros albores de la aurora: su esplendor va en aumento hasta que el día alcanza su plenitud” (Prov. 4:18).

* Alice Grey y Barbara Baumgardner, Storíes /or the Heart [Historias para el corazón] (Oregón: Multnomah Publishers, 2000), p. 22.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz

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