“Pues a ti, hombre, yo te he puesto como febrero centinela del pueblo” (Ezequiel 33:7).
Aunque tengo pavor a los volcanes, no pude resistirme a visitar el Parque Nacional Volcán Poás, en Costa Rica. Por supuesto, esperaba que no me pasara como a los pompeyanos del 79 d.C., cuando el Vesubio, el legendario volcán italiano, entró en erupción e hizo de Pompeya un mar de cenizas. Aunque la lava ardiente tardó una semana en llegar a la ciudad, miles de personas murieron durante la erupción. Entre los fallecidos se encontraba Plinio el Viejo, el famoso naturalista romano. Según cuenta su sobrino, Plinio el Joven, su tío, que era un prominente funcionario de Roma, tras divisar la nube de humo que salía del volcán, ordenó alistar una embarcación para observar el fenómeno más de cerca y tratar de encontrar una explicación satisfactoria de la erupción. Pero nunca regresó de su travesía. Como al gato, lo mató la curiosidad.
Otro de los muertos célebres de aquel desastre natural ha llegado a ser conocido como el Centinela de Pompeya. Gracias a las excavaciones realizadas en esa antigua ciudad, se encontraron los restos de un soldado romano que permaneció firme en su puesto del deber mientras la lava endemoniada destruía todo a su paso. En el Museo de Nápoles, Italia, se exhiben el yelmo, la lanza y la coraza de este valiente soldado, que prefirió morir antes que abandonar su posición y mancillar el honor de un centinela romano.
Como ese centinela, tú también eres un soldado; en tu caso eres un centinela del Señor: “Pues a ti, hombre, yo te he puesto como centinela del pueblo” (Ezequiel 33:7). “A ti”. Sí, con tus luchas, con tus debilidades, con tus problemas; “a ti”, así como eres, Cristo te ha escogido para que seas un centinela de la verdad y alertes al mundo de la destrucción que se avecina. Él espera que permanezcas en tu puesto del deber, como lo hizo el centinela de Pompeya, aunque se desplomen los cielos y la tierra.
¿Cuál es el principal deber de un centinela? El Señor lo dice en este mismo pasaje: “Recibir mis mensajes y comunicarles mis advertencias” (Ezequiel 33:7). ¿Estás cumpliendo con tu deber?
Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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