martes, 9 de febrero de 2016

LA VITRINA


“Te amará, te bendecirá y te multiplicará, bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos”. Deuteronomio 7:13,14.

Conocí en una ocasión a un hombre que era campeón de carreras automovilísticas ¡y tenía cicatrices que lo probaban! No es que necesitara las cicatrices para contar su historia. Al entrar en su apartamento de lujo en la séptima planta de un edificio con vistas a la ciudad ves una pared repleta de fotos de vivos colores que captan la gloria y la belleza de sus veloces automóviles. Luego ves, exhibidas en los estantes, brillantes réplicas y modelos de sus máquinas de competición. Miras detrás del cristal y contemplas su colección de copas y trofeos. Es la vitrina de un ganador (casi siempre).
Cuando montas una vitrina, tienes algo que quieres compartir con el mundo. Por eso, las vitrinas son algo más que simples colecciones: A menudo cuentan la historia del que las montó.
Y eso recalca Moisés en su discurso de despedida de Deuteronomio. Una y otra vez, no solo recuerda a los hijos de Israel adultos que han sido elegidos por Dios, sino que les dice reiteradamente por qué. Como revela nuestro texto de hoy, los elegidos son especialmente bendecidos por el Elector para que el mundo que los rodea, al admirar las bendiciones de los elegidos, formule preguntas sobre su Elector. Es así de simple.
Si obedecen las leyes de Dios cuidadosamente, “demostrarán su sabiduría e inteligencia ante las naciones. Ellas oirán todos estos preceptos, y dirán: ‘En verdad, este es un pueblo sabio e inteligente; ¡esta es una gran nación!’ ¿Qué otra nación hay tan grande como la nuestra? ¿Qué nación tiene dioses tan cerca de ella como lo está de nosotros el Señor nuestro Dios cada vez que lo invocamos?” (Deut. 4:6, 7, NVI). ¡Qué clase de movimiento es este que tiene un Dios así!
Por eso, llama Dios a los elegidos y los suscita, con la promesa de bendecirlos, si lo siguen. Es la ley de la vitrina. Cuando montas una vitrina, tienes algo que quieres compartir con el mundo. Después de todo, se supone que las vitrinas no son viejas colecciones llenas de polvo. Son la demostración visual de que alguien muy especial está detrás de todo ello. Si hablamos del movimiento divino de los elegidos, resulta que se trata de Alguien muy especial.


Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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