martes, 16 de febrero de 2016

SUEÑO DOBLE Y UNA GRAN LIBERACIÓN

Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. Salmo 84:11.

Pasaron dos años enteros, y José todavía estaba en prisión. Entonces, una noche ocurrió algo extraño. Arriba, en el palacio del Rey, Faraón comenzó a dar vueltas y girar mientras dormía. Estaba teniendo un sueño extraño en el cual siete vacas gordas se salían del río y comenzaban a comer pasto en la pradera. A estas las siguieron otras siete vacas: los bichos más feos y esqueléticos que el Rey hubiese visto alguna vez. Pero, a estas criaturas no les interesaba el pasto. En lugar de ello, cayeron sobre las vacas gordas y se las comieron a todas. Y aun habiendo tenido una comida como esa, todavía seguían flacas.
Faraón se sentó bruscamente en la cama: ¿Qué podía significar ese sueño? Parecía tan real que el Faraón sentía como si hubiese estado allí cuando las vacas tuvieron su extraña cena. Sacudió su cabeza y se volvió a acostar para descansar. Y otra vez tuvo un sueño.
Esta vez vio una caña cargada de siete espigas grandes, gordas, frondosas. Pero justo después de esto, vio siete espigas secas y escuálidas, que habían sido abatidas por el viento del este. Luego, justo enfrente de sus ojos, las espigas marchitas se comieron a las gordas. Y su apariencia no mejoró para nada.
Faraón saltó de la cama. ¿Qué podía significar este sueño? Llamó a sus magos y sus hombres sabios, pero ninguno pudo siquiera comenzar a adivinar el significado de tales sueños. Todo el palacio estaba levantado. Luego, de pronto, el copero reaccionó: ¿Sueños? ¿Interpretaciones? Ahora, su memoria oxidada comenzaba a recordar. El tipo de allá abajo en el calabozo… ¿Cuál era su nombre? Ah, sí… ¡José! ¡Informaré inmediatamente al Faraón sobre este hombre!
Ahora, ¡la prisión estaba toda agitada! ¡El Rey estaba llamando a José! Una rápida afeitada y un cambio de ropas, y de pronto el prisionero se encontró parado ante el gran monarca.
José escuchó atentamente cuando el Rey le narraba sus sueños. Sin vacilación, José le contó al Rey que Dios era capaz de revelar el significado de los sueños. Habría siete años prósperos seguidos de siete años de hambre. Y sería un negocio inteligente alistarse para el largo período de escasez. El Rey estaba tan impresionado con José que no lo dejó en libertad, sino también lo hizo segundo en rango, para que estuviera al frente de la preparación para la llegada de la hambruna.
José estaba contento por haber esperado pacientemente a que Dios lo sacara de prisión a su manera y en su tiempo.
Si hubiera tratado de hacerlo por sus propios medios, ¡habría perdido esta oportunidad genial!

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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