“Fijemos nuestra mirada en Jesús” (Hebreos 12:2).
Leonardo da Vinci (1452-1519) es, sin duda alguna, uno de los grandes genios que ha tenido la humanidad. Sus habilidades le permitieron incursionar exitosamente en distintas áreas del conocimiento. Fue músico, escultor, matemático, astrónomo, ingeniero, arquitecto, pintor… Como pintor nos legó varias obras de arte que han sido consideradas por los especialistas como de las mejores del mundo. Una de estas pinturas es La Última Cena, un mural que pintó entre 1495 y 1497.
Durante esos tres años, da Vinci dedicó toda su concentración, algo muy raro en él, a la realización de una sola obra. No escatimó esfuerzo alguno para asegurar la perfección de cada detalle: los rostros de los personajes, la vestimenta, la posición del cuerpo, etcétera. Se cuenta que cuando ya había dado por terminado el fresco, se lo mostró a un amigo para que este le diera su opinión. Cuando el amigo lo vio no pudo esconder su asombro ante la belleza del cuadro, y con mucha emoción le comentó: “¡Leonardo, el cáliz es muy hermoso! Al verlo, la gente no podrá quitar los ojos de él”. Tras escuchar ese comentario, da Vinci tomó un pincel y desfiguró el cáliz. Cuando su compañero le reclamó por semejante acto, el artista se limitó a decir: “Nada debe llamar más la atención de la gente que Cristo”.
Y tenía razón. Cristo debe ocupar el centro de nuestra atención. A veces nos dejamos distraer por muchas cosas buenas, incluso para muchos jóvenes el núcleo de su vida cristiana gira en torno a las actividades de la iglesia. Otros, un poco más “religiosos”, suponen que hacer obra misionera, dar diezmos, o llegar temprano al culto, son los aspectos más vitales de su fe. Aunque todo eso tiene su lugar, no olvides que Cristo es lo más importante, o mejor dicho, lo verdaderamente importante.
El autor de Hebreos, después de resaltar las acciones de decenas de personajes maravillosos, nos exhorta a fijar “nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe” (Hebreos 12:2). Quizá te preguntes: ¿Cómo puedo lograr que mi vida diaria está centrada en Jesús? Lo harás si le das “a Cristo, en todo, el primero, el último y el mejor lugar” (Mente, carácter y personalidad, t. 1, p. 218). ¿Te gustaría hacerlo a partir de este momento?
Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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