Fue Cristo quien habló a Moisés desde la zarza del monte Horeb diciendo: “Yo soy el que soy”. Elena de White
“Y Dios le contestó: ‘YO SOY EL QUE SOY'” (Éxo. 3:14).
“Yo soy”. Con este nombre se presentó a Moisés el Dios del pacto del Antiguo Testamento, declarando así su permanencia con nosotros sus hijos, su carácter invariable, su amor incondicional y su poder siempre presente a lo largo de la historia. Dios es la única constante en este mundo en el que todo cambia.
En el Nuevo Testamento Jesús, el Señor del pacto, se presenta a sus discípulos (entre ellos tú y yo) con este mismo nombre, “Yo soy”, declarando así que él es también Dios, y dándonos en esa afirmación todas las certezas que necesitamos para esta vida y para la vida eterna.
“Yo soy el pan que da vida” (Juan 6:35), te dice Jesús, quien sabe que tienes hambre y necesitas sentirte saciada. Pero lo que te ofrece no es saciarte temporalmente, lo que tarda en hacerse la digestión; Jesús quiere satisfacer tu alma, por eso se entregó a sí mismo y te promete: “El que confía en mí nunca más volverá a tener hambre” (Juan 6:35, TLA). Si confías en él, “Yo soy” satisfará tus necesidades espirituales.
“Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12), te dice Jesús, quien sabe que necesitas desesperadamente salir de la oscuridad del pecado y de la cultura sin valores que te rodea. Esa luz que brilló desde el principio mismo de la creación se perdió hasta que Jesús vino a este mundo, y “en él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad” (Juan 1:4). En la vida, la obra y el carácter del “Yo soy” está la luz que pone fin a tus tinieblas.
Gracias a esa luz que es Jesús, el camino que se abre delante de ti se vuelve diáfano, pues así lo prometió: “El que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad” (Juan 8:12). Si lo sigues, “Yo soy” hará de ti una persona que avanza con determinación y seguridad.
Cuando “Yo soy” se cruza en tu camino, lo que tú eres cambia para siempre. Pasas de la incredulidad a la fe; de las tinieblas a la luz; del paso vacilante a un caminar firme y seguro. Porque “el que está unido a Cristo es una nueva persona” (2 Cor. 5:17).
*Gregg Matte, I Am Changes Who I Am (California: Regal, 2012).
Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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