“Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12
Una de las historias favoritas de mi padre que nos contaba a sus niños a la hora de dormir era la de Sadrac, Mesac y Abed nego. ¡Qué hay que no emocione en ese drama! Tienes al monarca de Babilonia, a lo Jekyll y Hyde, en un momento de orgullo demencial, ordenando la construcción de una estatua de oro de gran altura y ordenando al mundo que la adore (que lo adore a él). Y cuando la banda real toca el himno, todos los dirigentes políticos del imperio congregados se inclinan, salvo esos tres jóvenes hebreos. Al ser amenazados con la ira del rey y el horno encendido, su lealtad al Dios creador es inquebrantable: “Has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Dan. 3:18). Y, así, con un grito, Nabucodonosor ordena su inmediata ejecución. Pero, ¡aleluya!, el Eterno anda con ellos entre las llamas y los libera. Fin.
Esa historia proporciona la clave para entender a los mensajes de los ángeles segundo y tercero, que surcan el cielo nocturno. Uno grita que Babilonia -la suma de la confusión espiritual y la rebelión contra el Creador- ha caído. El otro advierte que cualquier habitante de la tierra que se incline ante la imagen rebelde declarará con ello su plena y completa rebelión contra el Creador. Sin duda, son “las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres” (Eventos de los últimos días, p. 43). Y en el centro de cada uno de los mensajes de los tres ángeles se encuentra la adoración al Creador. El primer ángel llama a la tierra a adorarlo en su sábado. Y el tercer ángel advierte contra la postración ante la imagen de la falsificación del sábado. Dos lealtades enfrentadas, dos días de culto opuestos, dos bandos globales. Pero una sola elección: ¿Aceptaremos la autoridad del Creador o el gobierno de la coalición caída?
Para los elegidos la elección no será sencilla, pero será clara. Con independencia de los números, de las medidas económicas de presión y hasta de la amenaza de la pena de muerte -como ocurrió con los tres jóvenes hebreos-, el grupo de los elegidos en la crisis final mostrará lealtad a Cristo por encima de todo. Lo que convierte la observancia del sábado hoy en algo más que un ejercicio de herencia cultural. Cuando guardes el próximo sábado, estarás declarando a cualquiera que pregunte y a todos los que sean testigos de ello que tu lealtad suprema pertenece al Creador.
Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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