He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. Hechos 13:22.
David y sus guerreros regresaron a Siclag para empezar a juntar lo que quedaba de entre las ruinas quemadas y comenzar a construir de nuevo. Esperaban ansiosamente las noticias sobre la guerra entre los filisteos e Israel. El tercer día, un mensajero llegó a la ciudad con la acostumbrada señal de tristeza y problemas. ¡Los israelitas habían perdido, y Saúl y Jonatán estaban muertos!
Por supuesto, David se sintió mal por su buen amigo Jonatán. La mayoría del pueblo se habría regocijado al oír las noticias de que su antiguo enemigo estaba muerto. Pero, David no. ¡El lloró! David estaba destrozado. Y esto es lo que lo hizo tan parecido a Dios.
David tenía muchas faltas. Había usado el engaño muchas veces, algunas veces había ido en contra de las instrucciones divinas y no siempre había confiado en Dios. Pero, cuando el Señor lo miraba, veía que estaba verdaderamente dolido por sus faltas y que ciertamente quería que Dios estuviese con él. Por estas razones, lo llamó “varón conforme a mi corazón”.
Dios nunca se goza por la muerte de un pecador. El también está triste, tampoco quiere ver destruidos ni siquiera a aquellos que lo odian. Quiere salvarlos y, cuando la gente se aparta de él y se pierde para siempre, llora.
En este momento de su vida, cuando lloraba por el Rey, su enemigo derrotado, David estaba muy en sintonía con el corazón de Dios.
El mensajero que había traído la terrible noticia evidentemente supuso que David odiaba a Saúl, y esperaba asegurarse altos honores yendo más allá de la verdad del asunto. En su reporte, contó cómo se había topado con Saúl y, como el Rey estaba herido y pidió la muerte, él mismo lo había matado. Pensó que esta pizca de información extra e inventada impresionaría a David. Pero, estaba equivocado.
Después de la primera conmoción por la noticia, David le preguntó al extraño de dónde venía y por qué no estaba asustado por haber tocado al ungido del Señor. La parte falsa añadida a la historia le costó la vida.
Luego, David se sentó, y compuso una canción de tristeza en honor de Saúl y de Jonatán. Está registrada en 2 Samuel 1:19 al 27, y cuando la leas recuerda que fue escrita por un hombre que estaba experimentando sentimientos muy parecidos a los de Dios mismo.
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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