Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. Santiago 4:10.
Todo comenzó con unas asnas perdidas, Cis, un jefe poderoso y pudiente de la tribu de Benjamín, envió a su hijo Saúl tras las extraviadas, Saúl y un criado de la familia las buscaron por todas las montañas durante tres días.
“Estamos cerca de Ramá, donde vive el profeta Samuel”, dijo el criado, “¿Por qué no le preguntamos dónde podrían estar?”, sugirió.
Asombrosamente, Dios ya le había dicho a Samuel que Saúl estaba yendo a verlo, Y, como Dios iba a conceder el deseo de su pueblo de tener su propio rey, él había elegido al joven Saúl para que fuera el primero. Saúl no tenía idea de lo que ocurriría cuando entrara a la ciudad de Ramá, pero antes de que el día terminara no solo se le aseguró que las asnas habían sido encontradas, sino también fue invitado a sentarse en el mejor lugar en una fiesta religiosa.
Después de haber estado toda la noche en la casa de Samuel, Saúl y su criado se levantaron temprano para ir tras las asnas. Samuel le dijo al siervo que se adelantara mientras hablaba en privado con Saúl. Samuel derramó una redoma de aceite sobre la cabeza de Saúl.
“¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?” (1 Samuel 10:1).
Y luego, para probarle a Saúl que esto de verdad estaba hecho por la dirección de Dios, le dijo varias cosas que sucederían. Él, Saúl, encontraría las asnas y, justo después de eso, vería a tres hombres yendo a Betel, Uno tendría tres cabritos; otro, tres tortas de pan; y el tercero, una vasija de vino. Ellos saludarían a Saúl, y el que tenía el pan le daría dos de las tortas, Luego, cuando entrara en su propia ciudad de Gabaa, Saúl encontraría a una compañía de profetas que estarían cantando alabanzas a Dios. Saúl mismo sería tocado por el Espíritu de Dios y se uniría a ellos en el canto,
El Espirito de Dios transformó a Saúl en una nueva persona. Su conversión lo hizo verse exactamente como Dios lo hacía.
Estaba tan cambiado y humillado que no quería que nadie supiera que había sido ungido. Cuando llegó el gran día en el qué Samuel proclamaría al nuevo rey, Saúl se había “escondido entre el bagaje” (vers. 22). Cuando reconocemos nuestra dependencia de Dios y nos sentimos como Saúl lo hizo, entonces el Señor realmente puede usarnos.
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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