“Nadab y Abihú, hijos de Aarón, tomaron cada uno su brasero, pusieron lumbre e incienso en ellos y ofrecieron ante el Señor un fuego extraño que él no les había ordenado. Entonces salió fuego de la presencia del Señor y los quemó por completo. Así murieron ante el Señor” (Levítico 10:1,2).
De vez en cuando paso por el autoservicio de algún restaurante de comida rápida y cuestiono la capacidad humana de ejecutar instrucciones simples. En una visita a un Burger King, pedí un batido de vainilla (bien conocida delicia de leche, hielo y azúcar), pero en la segunda ventanilla me esperaba una pequeña sorpresa. Un joven me entregó el batido y me preguntó: “¿Le gustaría ponerle sal o salsa de tomate?” Tal vez al resto del mundo le gusta la salsa de tomate o la sal en el batido, pero a mí me da ganas de vomitar. Respondí ” ¡ No!”, tomé mi pedido y arranqué inmediatamente, dejando que la persona de atrás hiciera frente a la extraña mezcla que el hombre de la ventanilla estaba a punto de sugerirle.
En el Antiguo Testamento, Dios dio órdenes concretas sobre la manera en que le gusta que le sirvan, pero algunas personas, o bien no lo tomaron en serio, o no prestaron atención. Nadab y Abihú ofrecieron ante el Señor un fuego extraño que él no les había ordenado y Dios se los envió de vuelta. Hoy en día, no se hacen ofrendas de fuego en la iglesia y, de hecho, no lo recomiendo; pero sí es común mezclar en nuestra vida cosas que a Dios le gustan con cosas que no le gustan. Por ejemplo, asistimos a la iglesia el sábado, pero ignoramos a Dios el resto de la semana. Recuerdo haber escuchado a una muchacha de la iglesia riéndose al contarles a sus amigas que había estado en una fiesta la noche anterior y luego había ido a la iglesia sin importarle lo que había hecho.
Eso no quiere decir que no podemos seguir creciendo espiritualmente o que Dios no nos otorga su gracia cuando cometemos errores; pero muchas veces pensamos que, si mezclamos servicios religiosos, lecturas devocionales y un poco de oración con una actitud de “no me interesa lo que Dios piense de mí”, estamos siendo cristianos. Si piensas que la religión puede funcionar con una mezcla de iglesia con pecado, no vas a llegar a ninguna parte.
Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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