«¡A la ley y al testimonio! Si no dicen conforme a esto, es porque no les ha amanecido». Isaías 8: 20
Al pueblo de Dios se le ha indicado que busque en las Sagradas Escrituras su protección contra las influencias de los falsos maestros y el poder seductor de los espíritus de las tinieblas. Satanás emplea todos los medios a su alcance para impedir que conozcamos la Biblia, cuyo claro lenguaje pone de manifiesto sus engaños. Cada vez que la obra de Dios experimenta un reavivamiento el príncipe del mal redobla sus esfuerzos. En la actualidad está haciendo desesperados intentos, preparándose para la batalla final contra Cristo y sus discípulos. El último gran engaño se desplegará pronto ante nosotros. El Anticristo va a realizar ante nuestros propios ojos señales espectaculares. La falsificación se asemejará tanto a la realidad, que será imposible distinguirlos sin el auxilio de las Santas Escrituras. Ellas son las que deben atestiguar en favor o en contra de toda declaración, de todo milagro.
Se hará oposición y se ridiculizará a los que traten de obedecer todos los mandamientos de Dios. No podrán subsistir sino en el Señor. Para poder soportar la prueba que nos espera hemos de conocer la voluntad de Dios tal cual está revelada en su Palabra, pues no podemos honrarle sino en la medida del conocimiento que tengamos de su carácter, gobierno y propósitos divinos, y en la medida en que obremos conforme a la luz que nos ha sido concedida. Solo si hemos fortalecido nuestro espíritu con las verdades de la Biblia podremos resistir en el último gran conflicto. Toda alma ha de pasar por la prueba decisiva: ¿Obedeceré a Dios antes que a los hombres? La hora decisiva se acerca. ¿Hemos asentado los pies en la roca de la inmutable Palabra de Dios? ¿Estamos preparados para defender firmemente los mandamientos de Dios y la fe de Jesús? […]
La verdad y la gloria de Dios son inseparables, y nos resultará imposible honrar a Dios con opiniones erróneas cuando tenemos la Biblia a nuestro alcance. Muchos sostienen que no importa lo que uno crea, siempre que su conducta sea correcta; pero nuestras creencias moldean nuestra vida. Si teniendo la luz y la verdad a nuestro alcance, no procuramos conocerla, de hecho la estamos rechazando y prefiriendo las tinieblas a la luz. [… ]
Dios nos ha dado su Palabra para que conozcamos sus enseñanzas y sepamos por nosotros mismos lo que él requiere de nosotros. Cuando el doctor de la ley preguntó a Jesús: «¿Haciendo qué cosa, poseeré la vida eterna?» el Señor lo remitió a las Sagradas Escrituras, diciendo: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?» (Lucas 10: 25-26, RV60).— El conflicto de los siglos, cap. 38, pp. 579-583.
Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Por: Elena G. de White
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