“Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia?” “El oro no se le igualará, ni el diamante” (Job 28:12,17).
En el oscuro ambiente de una mina de Sudáfrica, Frederick Wells no podía creer lo que acababa de encontrar. A primera vista, le pareció un trozo de vidrio que algún bromista había dejado allí para confundirlo. Mirándolo mejor, comprendió que ese 26 de enero de 1905 había encontrado el diamante en bruto más grande del mundo. Claro, todavía no conocía los detalles, pero sabía que había encontrado algo GRANDE. Wells era jefe de la Premier Diamond Mining Company, de Cullinan, a 40 kilómetros al este de Pretoria, Sudáfrica. El diamante pesó más de 3.000 quilates (600 gramos), y fue nombrado en honor a Sir Thomas Cullinan, propietario de esa mina de diamantes. También es conocido como Estrella del Sur, nombre tomado de la novela homónima de Julio Verne.
Este diamante en bruto fue obsequiado al rey Eduardo Vil en su cumpleaños, quien ordenó tallarlo en 1906. Se obtuvieron un total de 150 piedras tallas, algunas de las cuales terminaron en el Cetro de la Cruz y la Corona del Estado Imperial Británico.
Visitando el Museo Smithsonian de Ciencias Naturales, tuve la oportunidad de contemplar varias piedras preciosas. Quedé prendado de su belleza; el modo en que reflejan y refractan la luz y los colores vivos, que ningún otro material es capaz de reproducir. Sin embargo, la Biblia nos dice que la verdadera sabiduría e inteligencia sobrepasan en belleza y valor al más grande y esplendoroso diamante; más que el Cullinan, escogido para ser colocado en la corona británica.
La dificultad para encontrar la sabiduría y la inteligencia pareciera tan rara como los grandes diamantes. Job afirma: “¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, y a toda ave del cielo es oculta” (Job 28:20, 21). Pareciera que nadie puede hallarla, excepto por un detalle: “Dios entiende el camino de ella, y conoce su lugar” (vers. 23). ¡Dios conoce dónde está la verdadera sabiduría y la inteligencia!
Si estas dos virtudes son escasas, no es porque Dios no dijo dónde hallarlas; él ha dejado instrucciones para encontrarlas: “He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia” (vers. 28). Se encuentran tan pocos poseedores de la sabiduría y la inteligencia verdaderas debido a que pocos están dispuestos a pagar el precio de temer al Señor y apartarse del mal.
Hoy, busca con fervor temer a Jehová y apartarte del mal. ¡Pronto verás que tu vida resplandecerá más que un diamante de 3.000 quilates!
Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
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