“Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre ‘El Dios que me ve'” (Génesis 16:13, NVI).
Pasó tres días enteros bajo el calor extremo del verano de Death Valley, Incapaz de caminar, y vivió para contarlo. El señor McMullen estaba en el Parque Nacional de Death Valley cuando, de repente, se dislocó el tobillo y no pudo continuar. Se sentó debajo de una higuera solitaria a esperar a que un helicóptero de rescate lo encontrara. ¿Por qué tenía confianza en que lo encontrarían? Porque, antes de salir de su casa, le había dado a su esposa su itinerario completo, diciéndole dónde estaría y cuándo. Estas indicaciones no solo salvaron su vida sino que, durante la larga espera, le dieron la seguridad de que alguien lo estaba buscando.
Cuando Agar, la sierva de Sara, huyó al desierto para alejarse de ella, no tuvo la misma seguridad. Como Sara no podía quedar embarazada, había forzado a Agar a acostarse con su esposo, Abraham. Cuando Agar se quedó embarazada, se volvió arrogante; y Sara, que estaba enojada y celosa, comenzó a maltratarla. Así que Agar huyó, probablemente pensando que nadie iría a buscarla. Pero, se equivocó. El Ángel del Señor la encontró junto a un manantial en el desierto y le aseguró que Dios había visto su dolor. Le dijo que volviera a Sara, prometiéndole que ambos, ella y su hijo, sobrevivirían, y que un día su hijo sería padre de una gran nación. Después de todas estas palabras de ánimo, la Biblia dice que Agar le dio un nombre especial al Señor: “El Dios que me ve”. Ella creía que estaba completamente sola en el mundo, pero Dios no solo vio su dolor, sino que la ayudó a superarlo. Esto es muy interesante. Aunque Agar era pagana, la Biblia registra el nombre que ella le dio a Dios.
Tal vez te has sentido como Agar, atascado en el desierto de la vida, completamente solo en el mundo, sin nadie que te busque o a quien le importes. Pero ¡eso no es verdad! Dios te está buscando. Dios te ve, conoce tu dolor, tu valor y tu vida. Mantén los ojos bien abiertos para que puedas verlo aparecer. Y ten la seguridad de que no estás solo y de que no eres invisible. ¡Tú perteneces al Dios que ve! MH
Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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