En esta Tierra ocurren cosas sorprendentes. Como la que te voy a contar hoy, que aunque te cueste creerla, ocurrió realmente en un lugar de mi país, Colombia.
Un joven fue convocado para realizar su servicio militar, y pronto fue enviado a formar parte de un batallón de Infantería como soldado. Hasta aquí, esto no tiene nada de extraordinario. Pero resulta que un día, durante una maniobra que realizaba junto con otros compañeros, fue alcanzado por un rayo que lo lanzó al piso.
Poco tiempo después, al mismo muchacho le cayeron encima dos rayos, y una vez más salió ileso. Él ni siquiera recuerda qué ocurrió después de que el segundo rayo lo alcanzara. Su comandante, asustado porque obviamente el soldado “atraía la mala suerte”, decidió darlo de baja del ejército, para evitar que todo el batallón fuera electrocutado. Así que, envió al joven soldado a su casa, donde las tormentas eléctricas eran menos frecuentes.
Estando en su casa, este joven salió un buen día a pasear y, ¡adivina qué! Un rayo lo alcanzó. A partir de aquel momento, quedó tembloroso, y ¡hasta el peinado le cambió! Sus parientes lo llevaron a un médico, y este les dijo que la única solución para “descargarlo” era enterrarlo hasta el cuello. Así lo hicieron, pero la situación no mejoró. El joven seguía temblando. Sus familiares siguen buscando una solución. Mientras tanto, le recomiendan que no salga a la calle ni se asome a la ventana en días de tormenta, porque probablemente la próxima vez no corra con tanta suerte.
De la misma forma en que este muchacho atrae a los rayos, hay muchachos que parecen atraer al pecado. Les gusta ponerse en situaciones de riesgo para ellos y para quienes los rodean. Y, de vez en cuando, un “rayo” los alcanza. Hazme caso, y evita a esos muchachos. No permitas que su “rayo de maldad” te cause daño a ti. Tú, camina siempre protegido por el gran “pararrayos”: la fe en Jesús. Con él, en vez de atraer a los rayos, los alejarás de ti sin darte cuenta, y caminarás mucho más tranquilo por la vida.
Tomado de lecturas devocionales para Menores 2017
¡SALTA!
Por: Patricia Navarro
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