Si pudieras ser algún animal por un día, ¿cuál elegirías ser? Podrías ser un oso, y con eso definitivamente terminarían las posibilidades de que te acosen en el patio del recreo. O podrías ser una serpiente y aterrar a tu madre arrastrándote sobre la mesa de la cocina. O podrías ser un camello, y sin duda te darían un papel en la obra de Navidad de la escuela. Podría resultarte útil ser un halcón para recuperar la cometa que se te quedó atascada en un árbol el verano pasado.
Mientras imaginabas el tipo de animal en el que te gustaría convertirte, ¿pensaste en algún momento en convertirte en una oveja? Seguramente no. Las ovejas no tienen poderes geniales. No pueden volar ni nadar ni tienen visión nocturna.
Pero esto es lo gracioso. Cuando Dios piensa en ti o en mí como un animal, piensa en nosotros como ovejas. Y en realidad, no es un cumplido. Las ovejas son… (cómo lo diría yo)… un poco tontas. Obtendrían calificaciones desastrosas en los exámenes. Y no tienen absolutamente ninguna habilidad especial, a menos que ser comidas por lobos sea una cualidad excepcional.
Pero a las ovejas les ha ido bastante bien. Ahora hay más de mil millones de ovejas en el planeta. Prosperan porque están bajo el cuidado de un pastor. Prosperan porque sirven a las necesidades humanas (piensa en el hermoso abrigo de lana que usas en invierno).
Dios te ve como un cordero que necesita de su protección y cuidado. Y no le molesta brindarte ese cuidado.
Por supuesto, no puedes elegir convertirte en un animal. Sin embargo, cada día tienes una decisión que tomar: vivir con humildad bajo el cuidado del buen Pastor; o afilar tus dientes y garras, y salir al mundo solo y a la defensiva. La primera opción es la que toma todo joven cristiano que desea seguir a su Pastor: Jesucristo. Kim
«El Señor es mi pastor, nada me falta»(Sal 23:1).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.
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