viernes, 24 de enero de 2020

EL MANTO DE LA PREPOTENCIA

“Hay tres tipos de gente, y hasta cuatro, que son insoportables y hacen temblar a un país: el esclavo que llega a ser rey, el tonto que tiene comida de sobra, la mujer despreciada que encuentra marido y la esclava que toma el lugar de su señora” (Proverbios 30:21-23, DHH).

-¡Pero qué tenemos aquí! -dijo el carcelero.
-Somos predicadores cristianos -respondió Silas.
-¡Claro que sé quiénes sois! ¡Par de alarmistas, desleales y embaucadores! ¡Aquí recibiréis vuestro merecido!
-Pero no hemos hecho nada malo -aseguró Pablo.
-¡No sabes con quién te has metido, gusano! -dijo el carcelero mientras colocaba su dedo sobre la nariz del apóstol- ¡Andando! ¡Iréis al calabozo más hediondo!
Y siguió insultando a los apóstoles, cuyos cuerpos aún sangraban a causa de los azotes que habían recibido. Solo alcanzaron a escuchar el portazo y los gritos del prepotente guardián que se fueron apagando. No obstante, los predicadores cantaban con gran esperanza a media noche. De pronto, hubo un terremoto que provocó que se abrieran las puertas de los calabozos y se soltaran las cadenas de los presos. El vigilante se dio cuenta de que estaba a su merced y trató de acabar con su propia vida. Entonces, Pablo y Silas le pidieron que no lo hiciera, ya que todos estaban en su sitio. En ese momento, el carcelero reconoció que aquellos presos tenían algo que estaba muy por encima de su arrogancia y preguntó: “Señores, ¿qué tengo que hacer para ser salvo?” La respuesta no podía ser otra: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia seréis salvos” (Hechos 16:30, 31, CST).
La prepotencia está vinculada al miedo a que los demás descubran nuestros propios temores y limitaciones. La gente prepotente procura exhibir un poderío exagerado para ocultar sus miedos proyectándolos en otros, a quienes pretende dominar. Además, son incapaces de hacer una autocrítica debido a su marcada inmadurez. Más bien, manifiestan una necesidad enfermiza de estar por encima de los demás. Dicha condición los conduce a asumir actitudes racistas, misóginas y dictatoriales. Lo interesante es que, en muchas ocasiones, algunas de estas personas consideran que la prepotencia es un signo de seguridad y confianza en sí mismas.
No reconocer nuestros fallos es ir en contra de nosotros mismos. Por eso, el día que ocurre un “terremoto” se exhibe lo que en realidad somos y afloran los miedos ocultos bajo el manto de la prepotencia. Pablo y Silas revelaron al carcelero el secreto de la seguridad y la madurez personal: “Cree en el Señor Jesús; así tú y tu familia seréis salvos”.
Hoy pide al Señor que te ayude a ser una persona segura de ti misma y fiel a su Palabra.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020

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