Una mañana, me
impacienté con mis dos hijos. Eran apenas las cuatro y yo estaba avanzando en
la escritura de este libro que tienes en tus manos, cuando ellos se levantaron
y vinieron a mi lado. Con su presencia y sus comentarios interrumpían
constantemente mi progreso, a pesar de que yo me negaba a atenderlos para no
perder el paso. “Aguardar con paciencia” no era mi prioridad en aquel momento,
más bien todo Lo contrario. Pero Dios usó esa oportunidad para recordarme algo
que nunca debí haber perdido de vista: la paciencia es fundamental, tanto en la
prosecución de nuestras metas, como en nuestras relaciones personales y nuestra
fe en el Señor.
Un pasaje de la
Biblia que nos ayuda a desarrollar La paciencia es el que encontramos en
Santiago 5: “Tengan paciencia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá
el Señor. Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean juzgados; pues
el juez está ya a la puerta. Hermanos míos, tomen como ejemplo de sufrimiento y
paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor” (vers. 8-10). El
apóstol nos da tres claves en el desarrollo de la paciencia. 1) Mantente firme.
Aunque ciertas cosas, personas o vivencias pueden obligarnos a desviarnos de
nuestra prioridad, mantenernos firmes en las metas que nos hemos trazado nos
ayudará. Dedicar una mañana a mis hijos no iba a impedir que yo terminara este
libro, así que ver el panorama más amplio y mantenerme firme en él era lo que
necesitaba para tomar perspectiva y no impacientarme. 2) No te quejes. ¿Para
qué quejarse? La salvación es el filtro por el que debemos pasar todo lo que nos
sucede. Aquellos obstáculos que nos hacen desarrollar paciencia nos aportan esa
bendición: sirven para que seamos más pacientes. 3) Inspírate en los hombres y
mujeres de Dios, como Job (vers. 11). Su paciencia en la crisis tuvo como
resultado un conocimiento más real de Dios. Hasta entonces, de oídas conocía al
Señor pero, después de aquella prueba, sentía que lo había visto de verdad (ver
Job 42:5).
La paciencia es
un fruto del Espíritu (ver Gál. 5:22) que, como dijo el famoso predicador Billy
Graham, “pocas personas, incluidos los cristianos, parecen poseer”. Sé tú una
de esas personas.
“Ustedes,
hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. El campesino que espera
recoger la preciosa cosecha, tiene que aguardar con paciencia las temporadas de
lluvia” (Sant. 5:7).
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020
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