viernes, 24 de enero de 2020

LA PACIENCIA: UN FRUTO IMPRESCINDIBLE

«Ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. El campesino que espera recoger la preciosa cosecha, tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia» (Sant. 5:7).

Una mañana, me impacienté con mis dos hijos. Eran apenas las cuatro y yo estaba avanzando en la escritura de este libro que tienes en tus manos, cuando ellos se levantaron y vinieron a mi lado. Con su presencia y sus comentarios interrumpían constantemente mi progreso, a pesar de que yo me negaba a atenderlos para no perder el paso. “Aguardar con paciencia” no era mi prioridad en aquel momento, más bien todo Lo contrario. Pero Dios usó esa oportunidad para recordarme algo que nunca debí haber perdido de vista: la paciencia es fundamental, tanto en la prosecución de nuestras metas, como en nuestras relaciones personales y nuestra fe en el Señor.
Un pasaje de la Biblia que nos ayuda a desarrollar La paciencia es el que encontramos en Santiago 5: “Tengan paciencia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá el Señor. Hermanos, no se quejen unos de otros, para que no sean juzgados; pues el juez está ya a la puerta. Hermanos míos, tomen como ejemplo de sufrimiento y paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor” (vers. 8-10). El apóstol nos da tres claves en el desarrollo de la paciencia. 1) Mantente firme. Aunque ciertas cosas, personas o vivencias pueden obligarnos a desviarnos de nuestra prioridad, mantenernos firmes en las metas que nos hemos trazado nos ayudará. Dedicar una mañana a mis hijos no iba a impedir que yo terminara este libro, así que ver el panorama más amplio y mantenerme firme en él era lo que necesitaba para tomar perspectiva y no impacientarme. 2) No te quejes. ¿Para qué quejarse? La salvación es el filtro por el que debemos pasar todo lo que nos sucede. Aquellos obstáculos que nos hacen desarrollar paciencia nos aportan esa bendición: sirven para que seamos más pacientes. 3) Inspírate en los hombres y mujeres de Dios, como Job (vers. 11). Su paciencia en la crisis tuvo como resultado un conocimiento más real de Dios. Hasta entonces, de oídas conocía al Señor pero, después de aquella prueba, sentía que lo había visto de verdad (ver Job 42:5).
La paciencia es un fruto del Espíritu (ver Gál. 5:22) que, como dijo el famoso predicador Billy Graham, “pocas personas, incluidos los cristianos, parecen poseer”. Sé tú una de esas personas.
“Ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. El campesino que espera recoger la preciosa cosecha, tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia” (Sant. 5:7).

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020

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