En el versículo
de hoy, el evangelista utiliza el diminutivo de la palabra struzós para
referirse a esos pajarillos. Se trata de gorriones comunes o pardales. El
gorrión es un ave muy inteligente y con extrema habilidad de adaptación. Prueba
de ello es que a lo largo de la historia ha coexistido con el ser humano, tanto
en la gran ciudad como en el ámbito rural, siempre beneficiándose de la
presencia de este. En efecto, las tejas y otros recovecos de la arquitectura y
los desperdicios de comida humana proveen hogar y alimento a estos pajarillos.
A pesar de sus habilidades, el gorrión se considera ordinario, común y corriente.
Así es hoy y así era en el tiempo de Jesús.
El Maestro toma a
estas avecillas como ejemplo de lo más humilde del reino animal por su ínfimo
valor monetario. El evangelio nos dice: “¿No se venden dos pajarillos por un
cuarto?” (Mat. 10:29) y en otro lugar, “¿No se venden cinco pajarillos por dos
cuartos?” (Luc. 12:6). Era algo así como una oferta que cuando uno compraba
cuatro, el quinto era gratis. Pero ¿cuánto dinero es un cuarto? La palabra
griega original traducida como “cuarto” es assaríon. Un asárion era la
dieciseisava parte de un denario, que era el jornal de un día de trabajo de un
obrero. En suma, un cuarto representaba la remuneración de media hora de mano
de obra.
El Señor toma el
caso extremo de estos pájaros infravalorados para darnos a entender que el amor
de Dios no es menor por pequeño que sea el ser vivo. Además, nuestra pequeñez
puede hacernos especialmente vulnerables al temor. Por eso, el mensaje de Jesús
nos asegura que, por lo pequeños que son esos pajarillos, nuestro valor como
seres humanos es superior (vers. 6), por lo tanto, “no temáis”. Los versículos
anteriores hablan del temor a perder la vida y nos aconsejan no temer a quien
pueda matarnos, sino a quien pueda empujarnos a la perdición eterna (vers. 5).
Es posible que
alguien te haya dicho (o demostrado con su actitud) que vales muy poco. Puede
que estés pasando por una situación tan incierta o sombría que estés
sobrecogido de temor. Para esas circunstancias nos dejó Jesús el versículo de
hoy; para que recuerdes que, si Dios está pendiente de la caída de un humilde
gorrión, con toda seguridad estará disponible para sacarte del problema en que
te encuentras. Recuerda que Dios valora las cosas y las personas de forma
distinta a como lo hace el ser humano.
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020
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