Robert Bruce
Banner era un científico que trabajaba para el ejército de los listados Unidos.
Un día, mientras probaba la bomba gamma, una de sus recientes invenciones, un
joven llamado Rick se introdujo en la zona de pruebas. Al darse cuenta, Bruce
trató de salvarlo segundos antes de la explosión arrojándolo a una zanja, pero
eso lo expuso a la radiación emitida por la bomba. Una extraña combinación de
rayos gamma, junto con la incorporación accidental en el organismo de
anticuerpos artificiales, producto de ensayos provenientes de laboratorios de
nanotecnología, dan lugar a Hulk, un monstruo de una fuerza descomunal y de
dimensiones morfológicas desproporcionadas, con una tonalidad verdosa, en el
que el joven investigador se transforma cada vez que se expone a situaciones de
furia, impotencia o miedo. Bajo ese estado destruye, arrasa y aplasta sin
contemplación alguna todo lo que encuentra a su paso. En contra de toda lógica,
no solo conserva, sino que manifiesta un curioso sentido moral que lo ubica en
el bando de los super héroes que luchan contra el mal y le otorga un asiento en
el “Salón de la Justicia”.
¿De verdad crees
que la ira puede darte buenos resultados en la vida, hasta el punto de hacer de
ti una especie de superhéroe? ¿Puede un joven airado responder de la mejor
manera a los retos que se le presentan? ¿Es la ira el mejor camino para tomar
las decisiones más oportunas? La cuestión es que Hulk resuelve sus grandes
dificultades a través de la alteración caótica de sus emociones. Sus historias
nos enseñan que la violencia, la irritación y el mal genio son una forma
admisible para solucionar los problemas cotidianos de la existencia.
La Biblia desaconseja
el método de Hulk. Más bien, asegura que eso agrava cualquier situación:
“Desecha la ira y el enojo; no te alteres, que eso empeora las cosas” (Salmo
37:8). Cuando estás enojado, te incapacitas para tomar las mejores decisiones y
no te expresas de una forma sensata. Solo reaccionas ante las circunstancias.
En más de una ocasión he presenciado lamentables escenas de personas que,
invadidas por la ira, actuaron de manera impulsiva, lo cual les acarreó grandes
problemas. Por eso, es mejor ser paciente que valiente. Es mejor dominarse a
uno mismo que pretender jugar a los superhéroes. La ira tiene un altísimo coste
físico, mental, espiritual y social en la vida de una persona.
Hoy pide al Señor
que te ayude a desarrollar la paciencia en tu vida y a dominar tus actitudes
impulsivas.
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN
DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020
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