Las enfermedades
nunca anuncian cuándo van a golpear la vida de una persona. Es evidente que
nadie las espera ni las desea. Se presentan de manera repentina y fulminante.
Algo así le sucedió al rey Ezequías, uno de los grandes monarcas de la historia
hebrea. Su liderazgo había logrado fortalecer en la población la fe en el Dios
verdadero. Además, junto con sus súbditos, había logrado pasar la difícil prueba
de soportar la amenaza del ejército asirio. Dios había hecho maravillas a lo
largo de su vida. Pero ahora estaba enfermo.
Ante la gravedad
de la enfermedad del rey, el profeta Isaías se presentó para informarle de que
había llegado la hora de morir. Debía organizar su vida de la mejor manera para
pasar al descanso. La noticia hizo que el soberano se derrumbara
emocionalmente. No esperaba la muerte. Creía que todavía podría vivir un tiempo
más en este mundo. Así que lloró amargamente ante el Padre celestial y le
suplicó que restaurara su salud. El amoroso Dios se conmovió al ver al rey
sumamente desconsolado; a través de Isaías le comunicó que le concedería quince
años más de vida. Como prueba, hizo que la sombra del sol retrocediera diez
grados en el reloj. El rey estaba feliz.
No toda la gente
reacciona de la mejor manera ante las bendiciones que Dios les concede en
cuestiones de salud. A pesar de que la mano poderosa de Dios se manifiesta en
sus vidas, la respuesta no siempre es la esperada. Parece que olvidan muy
rápido las promesas que hicieron en el lecho del dolor. Y este fue el caso de
Ezequías. La Biblia dice que, en cuanto se vio fuerte y sano, se llenó de
orgullo. Fue así como un día recibió a unos embajadores de Babilonia que
deseaban conocer más detalladamente las razones por las que el rey había sido
sanado. ¿Por qué la sombra del sol en el reloj había retrocedido diez grados?
La respuesta esperada era que se trataba de una prueba del poder sanador del
Dios de Israel. Sin embargo, el rey les mostró sus tesoros de manera arrogante.
La manera como
enfrentas las enfermedades revela lo que llevas dentro de ti. Lo más importante
no es el cuerpo, sino el carácter. Todas las enfermedades son temporales. Un
día desaparecerán. Lo único que va a quedar es el carácter.
En este día,
suplica al Señor que te ayude a tener una actitud correcta ante sus
bendiciones.
DEVOCIÓN MATUTINA
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UNA NUEVA VERSIÓN
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Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020
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