“Entonces dijo Moisés a Jehová: ¡Ay, Señor!
nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes ni desde que tú hablas con tu
siervo, porque soy tardo en el habla y torpe de lengua” (Éxodo 4:10).
Artie Knapp es
autor de cuentos infantiles con enseñanzas morales. En su libro El tartamudo
Stan cuenta una historia de animales del bosque, donde Stan es una ardillita
que tartamudea y los demás animales se ríen de él por su dificultad para
expresar sus ideas. Esto le produce mucha pena y una autoestima débil. Un día,
cuando se encuentra solo y desanimado, otra ardilla joven, Shelbv, le pregunta
la razón de su desconsuelo y Stan le explica el porqué de su padecimiento. La
amiguita no se burla ni lo critica, sino todo lo contrario. Le asegura que lo
importante es lo que se dice y, si se trata de un mensaje importante y valioso,
tendrá mucha fuerza, lo diga o no tartamudeando.
En una
conversación con Shelby, Stan se desahoga, expresando toda su frustración y su
conflicto. Después de esta “sesión de psicoterapia”, Stan se encuentra mucho
mejor. Un poco más tarde, Stan se halla en una reyerta en la que varios
animales, incluido el abusón mapache, se disputan la comida. El mapache empieza
a reírse de todos los demás por ser pequeños y débiles y amenaza con arrebatar
todo el alimento disponible. Stan se levanta y le reprende por su egoísmo,
asegurando que es mucho mejor repartir la comida equitativamente que imponer la
fuerza. Al final, los animalitos aplauden la intervención de Stan y reparten
por igual.
Con frecuencia
encontramos personas de muy buenas cualidades pero que no pueden ver lo bueno
en sí mismas. El texto de hoy nos muestra a un Moisés inseguro y temeroso que
arguye ser torpe de lengua. Algunos comentaristas dicen que tal vez Moisés
tartamudease o sufriese algún trastorno de foniatría. Sin embargo, su actitud
bien podría ser una excusa porque “Moisés fue instruido en toda la sabiduría de
los egipcios, y era poderoso en sus palabras y obras” (Hech. 7:22, énfasis
añadido). Dios le presenta un argumento mucho más convincente: “¿Quién ha hecho
la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego?”
(vers. 11).
Cuando te
enfrentes a dudas personales referidas a tus cualidades o habilidades, clama a
Aquel que puede crearlo y modificarlo todo y observa qué opciones van
abriéndose en tu vida. Personajes tan capaces como Moisés también
experimentaron dudas de sí mismos, pero el Señor tiene siempre una salida
cuando nos ponemos en sus manos.
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020
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