domingo, 23 de febrero de 2020

ÉL NOS ENVÍA

«Los envió a anunciar el reino de Dios y a sanar a los enfermos»(Luc. 9: 2).

Roca quemada era nuestro destino final. Allí se encontraba la iglesia cen­tral de Kararkicha, en el pueblo de Shikiari, donde se reunían un grupo de adventistas recién bautizados. Nuestra llegada fue triunfal. El alti­plano estaba bañado por la luna llena y guitarras, güiros hechos de juncos y sonidos de tambores nos daban la bienvenida. Era la forma en que los cabeca­res alababan al Eterno. Nos unimos a sus cantos, en nuestro idioma, hasta casi la medianoche.
Era tanto nuestro cansancio que pudimos dormir en el suelo. El sol y los pájaros despertaron nuestros sentidos con el nuevo amanecer. El médico y las enfermeras de nuestro equipo misionero comenzaron a atender a las más de cien personas que se agolpaban aquella mañana en la consulta. Además les dimos de comer y algo de ropa que habíamos llevado para ellos. Por las noches celebrábamos una campaña de evangelización. Varias almas se entregaron a Jesús y se bautizaron en una hermosa quebrada cercana a nuestro campamento. Yo sentí que estábamos haciendo exactamente lo que dice la Biblia: sanar a los enfermos a la par que les anunciábamos el reino de Dios.
En Romanos 15: 20, Pablo afirma que «siempre procuró anunciar el evan­gelio donde nunca antes se había oído hablar de Cristo», y eso era exactamente lo que estábamos haciendo nosotros en aquellas zonas montañosas de Costa Rica. Qué maravilla sentir que Dios nos envía a hablar de su amor a quienes aún no lo conocen, y a ayudarlos a gozar de un mejor estilo de vida. Participar de esto es una gran bendición.
El mandato de servir a Dios y al prójimo sigue siendo la razón de vivir del cristiano y su mayor desafío diario. Claro que no hace falta irse a montañas lejanas para hacerlo; lo que hace falta es buscar maneras prácticas en las que podemos marcar la diferencia en la vida de las personas que nos rodean, para llevarlos al Salvador. Menos hablar; más hacer. Hacer cosas como plan­char, limpiar o cocinar para alguien que está pasando una etapa difícil; ayudar a alguna joven que tiene problemas de rendimiento escolar; sacar del armario todo aquello que no usamos para darlo a quien sí lo usaría; ser mentora de alguien joven para ayudarlo a crecer en la fe; comenzar estudios bíblicos en casa... Busca las maneras y pasa a la acción. Porque él es quien te envía.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020.

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