«Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda»» (Hech. 3: 6).
Ester era una mujer a la que Dios había contestado en el pasado. Aquella mañana, oraba una vez más, solo con un motivo diferente: «Señor, voy a vender pan de banano. Si vendo cien unidades, tendré los primeros cien mil colones para el viaje. Necesito un gran favor tuyo. Verás, yo no tengo tiempo de ir a comprar bananos, puedes enviar a alguien a mi casa que me regale un racimo de bananos para pan? Gracias, Señor, espero los bananos».
Esther era la encargada de conseguir fondos para un viaje misionero. no podía quedarse de brazos cruzados, decidió ir, por fe, junto a para contarles que iba a hacer pan de banano para venderlo y así dos para ir a predicar a territorios indígenas de Costa Rica. Doña Florcita escuchó atentamente y le dijo:
—Usted trabaja mucho, Esther, creo que debe descansar un es necesario que haga esos panes ni que salga a venderlos: yo le voy a dar los cien mil colones.
¡Qué increíble es Dios! Prácticamente le estaba diciendo: «Mi querida hija Esther, no te voy a dar la limosna que me estás pidiendo; te voy a dar lo que en realidad necesitas». Y así mismo lo suplió.
Esta experiencia me recuerda a una que relata la Biblia en Hechos 3. Un paralítico de nacimiento pasaba sus días a la puerta del templo pidiendo limosna a todo el que entraba. En una ocasión, entraron Pedro y Juan, fieles discípulos de Cristo, y allí lo vieron y se dirigieron a él. Creyendo que le iban a dar la limosna que pedía, el hombre se puso contento, pero recibió una respuesta que no esperaba: «No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda», le dijo Pedro (vers. 6). Lo tomó de la mano y lo levantó. En lugar de recibir una limosna, recibió curación.
Dios siempre quiere darnos algo mejor que las cosas materiales e inmediatas que le pedimos. Él quiere darnos salud física y espiritual, y vida eterna. Puede ser que por eso no te dé la limosna que le pides, porque está a punto de darte algo mejor. Confía en él.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020.
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