«"Si haces esto, encontrarás tu alegría en mí, y yo te llevaré en triunfo sobre las alturas del país y te haré gozar de la herencia de tu padre Jacob". El Señor mismo lo ha dicho» (Isaías. 58:14).
¡Detente!». En reiteradas ocasiones, escucho mentalmente esta orden. A veces, obedezco y me siento en un montículo de piedras que hay junto a mi casa. Desde ahí puedo contemplar los altos cerros que rodean la zona. Observo los pinos mecerse en suaves cadencias, movidos por el viento; observo los rayos del sol entre las altas montañas, tiñendo de diferentes tonalidades de verde la espesura del bosque... Suspiro profundamente y mis sentidos se deleitan al ver volar a los pájaros con sus hermosas plumas y endulzando el aire con sus cantos. Los altos árboles parecen hechos de pequeños retazos de madera y corcho; y, sobre ellos, siempre hay plantas parásitas que cuelgan como collares, y flores silvestres propias de la región del Chimbo, en Tegucigalpa, Honduras. Por todas partes veo la majestuosa creación, mensaje de Dios a sus criaturas. Es como un baño de endorfinas, un chorro de optimismo y una hermosa sensación de plenitud.
Cada escenario, cada paisaje, cada criatura creada y cada flor diseñada por la mano divina, trasladan nuestros pensamientos al Génesis, al principio, al momento en el que Dios dijo: «Sea la luz, sea lo verde, sean los colores, sea la vida misma...». Y esa semana de la creación, Dios dejó lo mejor para el final: el sábado.
El sábado es el monumento de la creación divina. El sábado significa «¡detente!», no continúes con ese estrés de tu vida; cesa un poco de tanto trabajo y tanta zozobra, y ven a mis pies a sentarte un rato. Deja tus ansias, tus pensamientos y tus proyectos para que descanses junto a mí.
«Acuérdate del sábado, para consagrarlo al Señor» (Éxo. 20:8), nos dicen las Escrituras. Este mandato sigue haciendo eco en nuestras mentes, junto con las palabras del profeta Isaías: «Si retraes tu pie del sábado», «si dejas a un lado tu voluntad y lo llamas delicia, Santo, glorioso, si lo veneras y dejas tus caminos y tus palabras», entonces, nos asegura el profeta, sabrás lo que es deleitarte en Jehová (ver Isa. 58:13-14).
Hoy sábado, te invito a detenerte, a acercarte a Dios y a adorarlo, y a disfrutar de su creación. Porque «el Señor mismo lo ha dicho», por eso hemos de hacerlo. Feliz sábado.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA DAMAS 2020
UN DÍA A LA VEZ
Patricia Muñoz Bertozzi
Lecturas Devocionales para Mujeres 2020.
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