De niña, Ashley era legalmente ciega. Les decía a sus amigas que podía ver a la luz y la oscuridad, pero no veía colores. Así que sus amigas trataban de explicarle cómo se veían los diferentes colores. En el sitio de listas list, Ashley recordó sus descripciones.
Rojo: “Me hicieron salir al sol. Me dijeron que el calor que sentía es el rojo. Me explicaron que el rojo es el color de una quemadura, ya sea por calor, vergüenza o incluso enojo".
Verde: "Sostuve en mis manos hojas suaves y césped mojado. Me dijeron que el verde se parecía a la vida".
Amarillo: "No toqué nada para este; solo me dijeron que cada vez que alguien se ríe tanto que no puede parar, así se ve el amarillo".
Azul: "Pusieron mis manos en una piscina. Me dijeron que esa sensación que sentía mientras nadaba, esa frescura omnipresente, eso es el azul. El azul se asemeja a la relajación".
Marrón: "Sostuve tierra y toqué un árbol. Me dijeron que el marrón se siente como a tierra y hojas crujientes".
Gris: "Me dijeron que la lluvia es gris, así como el concreto o el cemento".
Sus amigos hicieron lo mejor que pudieron para describirle a Ashley cosas que ella no podía ver por sí misma. La Biblia es como esas amigas. Trata de explicar el amor de Dios para con nosotros, que en realidad está más allá de nuestra comprensión. La Biblia dice que el amor de Dios es como el amor de una madre por su bebé. Es como el amor de un padre. Es tan protector como una gallina que cubre a sus polluelos con sus alas.
Dedica hoy tiempo a leer la Biblia, y quizá verás el amor de Dios de una manera en que no lo habías visto antes. Kim
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