martes, 12 de enero de 2010

MANTENIÉNDONOS EN CONTACTO

Acercaos a. Dios, y él se acercará a vosotros (Santiago 4:8).

Recientemente viajé varias horas para ver a una familia que había vivido frente a mi casa cuando yo era niña. Los hijos de esa familia tenían casi la misma edad que mis hermanos y yo. Y tenemos muchos recuerdos felices, y fotografías, de los momentos que pasamos juntos cuando éramos niños: viajes de pesca, campamentos, noviazgos e infinidad de cosas. En esta visita, re¬cordamos aquellos viejos tiempos con nostalgia. Hacía casi treinta años que no nos veíamos, porque ahora vivíamos en ciudades diferentes; la mayoría de nosotros ya con hijos y nietos. Y en el poco tiempo que estuvimos juntos nos pusimos al día.
Cualquiera hubiera creído que esta era una ocasión feliz. Pero, desafortunadamente, este encuentro ocurrió porque su padre había fallecido, y estábamos allí para asistir a su funeral. Su familia sabía que había dormido en Jesús, y tenía la seguridad de encontrarlo en el cielo nuevamente. Pero las pérdidas nunca son fáciles de soportar Me trae gran tristeza recordar aquella reunión. Me trajo el recuerdo de la pérdida de mi propio padre ocurrida varios años atrás.
¿Por qué perdemos contacto con aquellas personas que nos importan? ¿Cómo es que se alejan con el trajín de la vida diaria? Sin que nos demos cuenta, los años pasaron, y perdemos una porción de nuestras vidas que tenemos en alta estima.
Esto también le puede ocurrir a nuestra relación con Dios. Si nos descuidamos y comenzamos a llenarnos de tareas en nuestras vidas diarias y no nos mantenemos en contacto con Dios por medio de devociones diarias y tiempo a solas con él, un día nos despertamos y nos damos cuenta que ya no tenemos una relación íntima con él. Incluso nos podemos preguntar por qué Dios parece tan lejano.
Pero lo maravilloso acerca de Dios es que, a diferencia de nuestros amigos humanos, él no necesita una carta, o un e-mail, o un teléfono celular -ni siquiera un funeral- para ponerse en contacto con nosotros nuevamente. Lo único que necesitamos hacer es susurrar una oración. Decirle cómo nos sentimos. Pedir su ayuda y saber que él escuchará y responderá. Toma la firme resolución de mantenerte siempre en contacto con él. Hay gozo en el cielo por un pecador que renueva su relación con Dios.
Fauna Rankin Dean
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

DIOS SIEMPRE TIENE UNA PROVISIÓN

El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios, le respondío Abraham. Y siguieron caminando juntos. Génesis 22:8.

¿Dónde está el cordero para el holocausto? Había preguntado Isaac, que tenía apenas una visión parcial de la realidad, pero a su tierna edad, poseía un profundo sentido de obediencia. Había salido a una extraña excursión con su padre. Ni siquiera se habían despedido de la mamá y el joven se había dado cuenta de que su padre estaba muy callado, mucho más reservado que de costumbre. Isaac se daba cuenta que la mente de su anciano padre estaba en otro lado. Se notaba que se hallaba en profunda reflexión.
Isaac lo acompañaba respetuosamente. En toda su niñez había confiado en su padre, y ahora como adolescente, también confiaba. Era como los pilotos, que en medio de la neblina, prefieren el «piloto automático», y se dejan conducir, para volar seguros. La respuesta de Abraham en el texto de hoy tiene su complemento en la exclamación de Juan el Bautista, que después de identificar al Cordero lo presentó como el «que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29). La respuesta de Abraham significaba vida para Isaac, aunque él no lo sabía en ese momento.
Isaac ahora parado junto a su padre, miraba el sacrificio del carnero que había aparecido milagrosamente trabado en un zarzal. «¡Qué maravilla que apareció el carnero!», pensó Isaac. «A esto se debe haber referido mi papá cuando me dijo que Dios iba a proveer». La Biblia dice que Abraham ofreció el carnero en holocausto en lugar de su hijo. Así como nuestro Padre celestial ofreció a su Hijo en holocausto en la cruz del Calvario por ti, por mí y por todos sus hijos del mundo.
En el Apocalipsis se identifica a un grupo de redimidos «que siguen al Cordero por dondequiera que va» (Apocalipsis 14: 4). ¿Cómo no lo vamos a seguir si nos ha salvado de la muerte eterna? Hoy puedes enfrentar el día sin temor, porque has sido rescatado para vivir por los siglos sin fin.

«Dios tiene recursos de poder de los cuales todavía nada sabemos, y de estos nos suplirá en nuestro tiempo de necesidad». MJ 104


Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

GRACIA ABUNDANTE

Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús (Efesios 2: 6, 7).

El sacrificio de Cristo para revelar el amor de Dios es algo incomprensible para la mente humana. Reflexionemos en estas palabras: «Podéis estudiar este amor durante siglos, sin comprender nunca plenamente la longitud y la anchura, la profundidad y la altura del amor de Dios al dar a su Hijo para que muriese por el mundo. La eternidad misma no lo revelará nunca plenamente» (Eventos de los últimos días, p. 310).
Aunque esta es una verdad irrefutable, también es cierto que los seres humanos necesitan demostrar el amor de Dios en sus propias vidas. La revelación del amor de Dios en la naturaleza, en su Palabra y a través de Cristo, la Palabra viviente, no será entendida a menos que sea vivida y experimentada en la vida de quienes pretenden ser sus seguidores. En muchos casos, la vida de los profesos cristianos distorsiona la imagen del amor de Dios que Cristo trajo al mundo, y la hace difícil de ser captada.
Los seguidores de Cristo deben mostrar las abundantes riquezas de su gracia. Jesús, la Palabra viviente, debe ser manifestada en la vida de sus seguidores. Debemos encarnar al Cristo de los Evangelios. Notemos estas palabras: «Fue en la tierra donde el amor de Dios se reveló por Cristo. Es en la tierra donde sus hijos han de reflejar su amor mediante vidas inmaculadas. Así, los pecadores serán guiados a la cruz para contemplar al Cordero de Dios» (Los hechos de los apóstoles, p. 242).
Es difícil que el amor de Dios pueda ser entendido y visto con claridad si no es ejemplificado en la vida cotidiana. Se nos recuerda: «La iglesia es la depositaría de las riquezas de la gracia de Cristo, y por medio de ella, se manifestará finalmente la revelación final del amor de Dios al mundo que ha de ser iluminado por su gloria» (Joyas de los testimonios, t. 2, p. 356).
Que Dios nos ayude hoy a reflejar su amor con quienes nos relacionemos durante el día.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.

lunes, 11 de enero de 2010

¡SUEÑA TRANQUILA!

Temor del Señor conduce a la vida; da un sueño tranquilo y evita los problemas (Proverbios 19:23, NVI).

Posiblemente fue el mejor trabajo que tuve en mi vida...y el de menor paga. Mi uniforme consistía en una versión moderna de un esmoquin formal y un sombrero negro con las palabras "Conductor de limusina" haciendo juego.
Mi trabajo oficial consistía en llevar ancianos a concurrir a citas personales y realizar sus compras. Pero, yo tenía otra razón para estar allí. ¡Necesitaba levantar mi ánimo! Aunque profesionalmente mi esposo estaba en su mejor momento yo me encontraba luchando con pensamientos que parecían alejarme emocionalmente de las personas que amaba. Mis pensamientos eran: ¡Pobre de mí! Este discurso propio llegó libremente... y se volvió altamente adictivo. Por fuera era todo sonrisas, especialmente en el centro de jubilados. Pero, antes de que pasara mucho tiempo, mi sonrisa de plástico se volvió real, cuando encontré a otras personas en las cuales centrar mis pensamientos.
En el centro de jubilados, una persona en especial cautivó mi atención. Incluso su nombre lo hacía especial: King Gentry [Rey de alta burguesía]. Era bastante independiente: conducía su propio auto, acompañaba a las damas a almorzar y disfrutaba de la vida como una fiesta. King Gentry era inteligente. También tenía una computadora que usaba con regularidad para escribir a sus amigos y a su familia, o para editar otro de los muchos poemas para su libro.
Hace poco, encontré uno de los poemas del Sr. Gentry, y finalmente me tomé el tiempo de leerlo con detenimiento. Era justo lo que necesitaba antes de jubilarme:
"Si enfrentas la eternidad con gracia, sueña tranquilo/Envejecer con gracia es difícil de lograr/Es porque piensas principalmente en ti mismo/ Cuando deberías pensar un poco más en los demás/Si amas a tu hermanos, sueña tranquilo/Cree que la vida fue hecha para todos.../Si vives con gracia la vida que te toca, sueña tranquilo/Comparte el don de la vida con otros/ Sólo por la gracia de Dios vives cada día/Si vives por su gracia, ¡sueña tranquilo!" King Gentry, 21 de julio de 1999, Killeen, Texas.
Recordaré las palabras de King. Puedo sobrevivir, incluso prosperar, si Ofrezco a otros mi amistad y mi amor. ¡Tú también sueña tranquila!

Nancy Ann Neuharth Troyer
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

PODEROSOS EN CRISTO

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13.

Este es uno de los textos más amados entre la comunidad estudiantil de la Universidad de Montemorelos. ¡Trece estudiantes lo anotaron como su texto favorito! Supongo que no solamente entre estos estudiantes, sino que figura entre los textos más queridos entre toda la cristiandad. Consta únicamente de ocho palabras. Es uno de los versículos más breves de la Biblia, pero sin duda uno de los más poderosos.

¿Puedes encontrar las palabras clave de esta promesa? ¡En Cristo! En la carta a los Filipenses el apóstol Pablo escribió desde el recogimiento con su Señor en la cámara íntima. Había llegado a tener una comunión tan sólida con él, que toda la experiencia cristiana la resume en estas dos palabras, «en Cristo». ¿Cómo lo decimos? En la «onda de Cristo», «enfocados Cristo», «en el equipo de Cristo», «fundido en la vida de Cristo». El apóstol Pablo lo expresó así: «Cristo vive en mí» (Calatas 2: 20). Es una experiencia de relación constante, permanente, íntima, en la que dos llegan a ser uno.
Fíjate que el apóstol no dice: «Cada vez que acudo a Cristo, salgo de la entrevista con poder para hacerlo todo». No se trata de esfuerzos personales que se consiguen en entrevistas casuales con Cristo. Tampoco de una entrevista para «recargar baterías». En Cristo: En su círculo, en su casa, en su esfera, en su permanente compañía.
Yadira Gómez Estrada, que precisamente cumple años hoy, dice: «Las cosas que para mí parecían imposibles, Dios las hizo posibles». Reconoce en este día el hecho de que no se trata de una sociedad en la que la parte mayoritaria es Cristo. Él es el dueño de todo.

«Recuerda siempre que Jesús es tu ayudador. Nadie entiende tan bien como él las peculiaridades de tu carácter. Él vela sobre ti y si estás dispuesto a dejarte guiar por él, te rodeará de influencias para el bien que te capacitarán para cumplir la totalidad de su voluntad respecto de ti». MJ 16, 17.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

DIOS MISERICORDIOSO

Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan 1: 14).

Para que la revelación de su carácter fuera completa, Dios hizo una revelación personal. La naturaleza y la comunicación oral y escrita son imperfectas en si mismas, por causa del pecado y el mal que nos rodea. Por eso Dios escogió revelarse personalmente. Lo hizo mediante alguien que era la esencia de lo que él es. Lo hizo a través del Verbo, que no era otra cosa que la encarnación de su Palabra. De este modo podía hablar directamente a la humanidad.
Se nos dice: «Pero la naturaleza no puede enseñar la lección del grande y maravilloso amor de Dios. Por lo tanto, después de la caída, la naturaleza no fue el único maestro del hombre. A fin de que el mundo no permaneciera en tinieblas, en eterna noche espiritual, el Dios de la naturaleza se nos unió en Jesucristo» (Mensajes selectos, t. 1, p. 343). Él venía a revelar al Padre. Por eso era «esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser humano» que viene «a este mundo» (Juan 1:9).
Cristo vino para representar en la humanidad el carácter de Dios. Dijo a sus discípulos: «¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes, y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 14: 9). En su oración por sus discípulos, dijo: «Yo les he dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos» (Juan 17: 26). Su propia venida era ya una demostración de ese amor. Por eso dijo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3: 16). El apóstol Pablo escribió: «El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos generosa¬mente, junto con él, todas las cosas?» (Rom. 8: 32).
Cristo mismo nos habló de ese amor: «Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?» (Mat. 6: 26). «Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el pensamiento de Dios hecho audible» (El Deseado de todas las gentes, p. 11). Meditemos en ese amor.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C.

domingo, 10 de enero de 2010

¡AY! ¡ESO DUELE!

Manzana de oro configuras de plata es ¿apalabras dicha como conviene (Proverbios 25:11).

Durante uno de los viajes con el Club de Aventureros, mi amiga y yo comenzamos a arrojar piedras al río. Juntamos todas las que pudimos encontrar, y cada una trataba de llegar más lejos que la otra. Era divertido ver cómo las piedras corrían a lo largo de la superficie del agua. Estábamos trepadas en la cima de una saliente rocosa, ¡pero sentíamos que estábamos en la cima del mundo!; hasta que se oyó un grito terrible en el aire: "¡Ay! ¡Eso duele!"
Nos estábamos divirtiendo tanto que no habíamos notado que el resto de nuestros amigos se estaba dirigiendo hacia el río. Una de las piedras había golpeado la cabeza de una de nuestras compañeras, dejándole una herida muy dolorosa que necesitó varios puntos de sutura para sanar. Nos sentimos avergonzadas y con cargo de conciencia. Hoy, varios años más tarde, aunque ella ya se olvidó del dolor, todavía tiene la cicatriz.
Hoy ya no tiro piedras pero, si no tengo cuidado, puedo decir cosas que son más dolorosas que las piedras. Es fácil decir cosas que causan vergüenza y traen gran dolor. Las personas rara vez olvidan los dardos dolorosos enviados en su dirección, especialmente cuando provienen de amigos o seres queridos. Algunas veces los daños dejan cicatrices emocionales que perduran por el resto de nuestras vidas.
Las palabras tienen gran poder. Dependiendo de cómo elijamos usarlos, nuestros dichos pueden destruir o sanar. Las palabras amables tienen la capacidad de levantar, inspirar, dar ánimo y fortalecer, creando gozo y amor sin fin, para nosotras y para los que nos rodean. Mientras las utilicemos, saldrán ondas de gozo de nosotras y llegarán a la vida de los demás.
La Palabra de Dios declara: "Hay hombres cuyas palabras son como golpe de espada; más la lengua de los sabios es medicina" (Prov. 12:18). Cuando invitemos a que el Espíritu Santo tome el control de nuestros corazones, surgirán palabras puras y dulces de nosotras, para bendición e inspiración.
Padre, por favor, toma el control de nuestros pensamientos y sentimientos, y también de nuestras palabras. Ayúdanos a decir palabras que únicamente construyan e inspiren y no que destruyan. Amén.

Cordell Liebrandt
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken

BENDICIÓN PERPETUA

Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Génesis 12:2.

Tu también tienes derecho a esta promesa hecha a Abraham. Hoy te invito a reflexionar sobre el significado que tiene aceptar a Cristo como nuestro Salvador personal.
El apóstol Pablo lo expuso a los cristianos de la iglesia de Galacia, les dijo que podían vivir bien al haber superado una religión formalista llena de códigos y filosofías de vida, llevarían su fe a una experiencia de relación con Cristo, entonces dirían con toda propiedad que eran «la descendencia de Abraham y herederos según la promesa» (Calatas 3: 29). Serían una gran nación, un pueblo tan grande que Juan dice en el último libro de la Biblia que nadie podía contar su número (Apocalipsis 7: 9).
Quisiera llamar tu atención a las palabras con las que termina el texto de esta mañana, «serás una bendición», porque es la desembocadura de un torrente de ricos pensamientos y grandiosas promesas. Hoy debes recordar que el propósito de la educación es el servicio. Ahí desemboca el fin primario, que es una relación salvadora con Cristo. Ahí también desembocan los fines secundarios que se proyectan al desarrollo del carácter, en la formación de una mente cristiana y la capacitación profesional para el trabajo. Pero el filtro maestro del control de calidad está en el servicio abnegado. ¿Recuerdas al hombre que salió al encuentro de Jesús desde los cementerios de Gadara? El suceso está registrado en Marcos 5: 1-20. Acababa de encontrarse con Cristo como su Salvador personal. Se habían abierto nuevos horizontes para su vida confinada a las tumbas, corría de un lado al otro, se hacía heridas con piedras punzantes. Entonces Jesús lo llevó a la desembocadura de ese torrente de bendiciones. Luego le dijo: «Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha hecho por ti y cómo te ha tenido compasión» (vers. 19). Tú y yo tenemos pleno derecho a reclamar las promesas, si queremos constituirnos también en una bendición para los demás.

«La obra religiosa que el Señor da a los jóvenes y a los hombres de todas las edades, muestra la consideración que les tiene como hijos suyos [...]. Los llama a ser participantes con é\ en la gran obra de la redención y elevación de la humanidad». MJ 44.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna