Jesús les dijo: «Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba». Juan 2:7
Jesús llegó a las bodas de Caná cuando los huéspedes tenían escasez de vino. La necesidad del momento ofrecía una gran oportunidad para que Jesús exhibiera su poder a través de un milagro. Podía actuar de una manera que la atención de los presentes se concentrara en él. Un buen momento y una gran oportunidad para hacer publicidad. Sin embargo, en lugar de ofrecer un gran espectáculo al convertir agua natural en un vino fino y especial, Jesús realizo su primer milagro de una manera inadvertida, quieta y silenciosa, tan discreta que no obtuvo ningún crédito por lo que hizo. En medio de la algarabía de la fiesta, Jesús llamó a unos criados y les dijo: «Llenad estas tinajas de agua» (Juan 2:7). Cuando llevaron las jarras al coordinador de la fiesta, este probó el vino y felicitó al novio por su generosidad. Solo los criados supieron en un primer momento la realidad de lo acontecido. Esta historia nos ofrece dos grandes lecciones:
En primer lugar, Dios desea que confiemos en él, aun cuando no entendamos sus caminos. Jesús no dijo: «Llenen estas tinajas con agua y la convertiré en un vino mas delicioso que el que tienen». Simplemente dio una orden. Los criados obedecieron y solo más tarde que descubrieron lo que Jesús había hecho. Frecuentemente, esperamos que Dios revele de antemano su voluntad; queremos ver la manera en que actúa o entender cada acción que toma. Pero lo único que Dios no dice es: «Confía en mí».
La segunda lección es que Dios tiene una parte que hacer y nosotros otra. «Llenen las jarras con agua», dijo Jesús. Decía a los siervos: «Tengan fe». Con una sola palabra pudo haber hecho que el vino apareciera, pero ordenó que llenaran las tinajas.
Quizá hoy estas enfrentando un problema cuya causa desconoces, y tampoco sabes la manera en que Dios trabaja para resolverlo. Pero Dios te ordena que te mantengas en una actitud de fe, de confianza, aunque no sepas que es lo que vendrá después. Tal vez Dios te pide que rompas una relación con alguien que crees que será tu futuro conyugue, o que cambies de actividad o aceptes trasladarte a otra población, o que inicies conversaciones con un incrédulo. Dios te pide que avances por fe.
El mensaje sobresaliente para ti en este primer milagro realizado por Jesús es: «Lo mejor está por venir», y eso es lo que dice a todos aquellos que han puesto su confianza en él. Él sabe lo que sucederá, cuál será el alimente para el día de mañana o que sufrimiento vendrá; pero el cristiano sabe que ahí no acaba todo. Habla hoy de tu final feliz. Cree que lo mejor está por venir.
Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.
Jesús llegó a las bodas de Caná cuando los huéspedes tenían escasez de vino. La necesidad del momento ofrecía una gran oportunidad para que Jesús exhibiera su poder a través de un milagro. Podía actuar de una manera que la atención de los presentes se concentrara en él. Un buen momento y una gran oportunidad para hacer publicidad. Sin embargo, en lugar de ofrecer un gran espectáculo al convertir agua natural en un vino fino y especial, Jesús realizo su primer milagro de una manera inadvertida, quieta y silenciosa, tan discreta que no obtuvo ningún crédito por lo que hizo. En medio de la algarabía de la fiesta, Jesús llamó a unos criados y les dijo: «Llenad estas tinajas de agua» (Juan 2:7). Cuando llevaron las jarras al coordinador de la fiesta, este probó el vino y felicitó al novio por su generosidad. Solo los criados supieron en un primer momento la realidad de lo acontecido. Esta historia nos ofrece dos grandes lecciones:
En primer lugar, Dios desea que confiemos en él, aun cuando no entendamos sus caminos. Jesús no dijo: «Llenen estas tinajas con agua y la convertiré en un vino mas delicioso que el que tienen». Simplemente dio una orden. Los criados obedecieron y solo más tarde que descubrieron lo que Jesús había hecho. Frecuentemente, esperamos que Dios revele de antemano su voluntad; queremos ver la manera en que actúa o entender cada acción que toma. Pero lo único que Dios no dice es: «Confía en mí».
La segunda lección es que Dios tiene una parte que hacer y nosotros otra. «Llenen las jarras con agua», dijo Jesús. Decía a los siervos: «Tengan fe». Con una sola palabra pudo haber hecho que el vino apareciera, pero ordenó que llenaran las tinajas.
Quizá hoy estas enfrentando un problema cuya causa desconoces, y tampoco sabes la manera en que Dios trabaja para resolverlo. Pero Dios te ordena que te mantengas en una actitud de fe, de confianza, aunque no sepas que es lo que vendrá después. Tal vez Dios te pide que rompas una relación con alguien que crees que será tu futuro conyugue, o que cambies de actividad o aceptes trasladarte a otra población, o que inicies conversaciones con un incrédulo. Dios te pide que avances por fe.
El mensaje sobresaliente para ti en este primer milagro realizado por Jesús es: «Lo mejor está por venir», y eso es lo que dice a todos aquellos que han puesto su confianza en él. Él sabe lo que sucederá, cuál será el alimente para el día de mañana o que sufrimiento vendrá; pero el cristiano sabe que ahí no acaba todo. Habla hoy de tu final feliz. Cree que lo mejor está por venir.
Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.
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