«Yo estaré contigo», le respondió Dios. «Y te voy a dar una señal de que soy yo quien te envía: Cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos ustedes me rendirán culto en esta montaña». Éxodo 3:12.
Moisés estaba por comenzar una lucha de independencia sin precedente, y hasta el momento, lo único que tenía eran palabras. El diálogo había comenzado con noticias acerca de la esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. Moisés podría haber preguntado: «¿Y no es hasta ahora cuando te has dado cuenta, Señor?» Y también pudo haber reprochado: «¡Yo me di cuenta de esta situación hace cuarenta años! ¿Y tú, dónde has estado?».
El texto de hoy es la respuesta a un razonamiento muy lógico de Moisés: «¿Quién soy yo?» (vers. 11). Un razonamiento lógico porque Moisés sabía muy bien la dimensión de la tarea. Cuando había estado en condiciones de hacerle frente, recién graduado del ejército egipcio, había fracasado. ¿Y cómo iba a asumir ahora esa responsabilidad cuando había estado cuarenta años alejado de la disciplina militar tan necesaria para este proyecto? Además, estaba alejado de toda relación con sus compañeros del ejército con quienes hubiera podido establecer algún tipo de alianza.
¿Puedes imaginar la diferencia que había ahora con relación a los intentos de Moisés cuarenta años antes? Sí, claro, las palabras «yo estaré contigo». La gran tarea en cumplir la voluntad de Dios en la lucha de la predicación del evangelio es ahora gigantesca, inmensa, colosal. Se nos pueden ocurrir muchas estrategias, como sin duda se le ocurrieron a Moisés, pero la seguridad radica en la asociación con Dios.
Moisés intentó libertar a Israel por sus propios medios, y fue así como mató a un egipcio (Éxodo 2: 11, 12). Esperaba que el pueblo entendiera sus acciones y se levantara en armas. Pero no tuvo éxito. El secreto es aceptar la promesa de Dios: «Yo estaré contigo», y crear alrededor de nuestra vida un escenario de sumisión a su voluntad para garantizar su compañía. Comparte tu fe hoy. El Señor estará contigo, no tengas temor.
«El corazón humano nunca conocerá la felicidad hasta que se someta a ser amoldado por el Espíritu de Dios». MJ 53
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
Moisés estaba por comenzar una lucha de independencia sin precedente, y hasta el momento, lo único que tenía eran palabras. El diálogo había comenzado con noticias acerca de la esclavitud del pueblo hebreo en Egipto. Moisés podría haber preguntado: «¿Y no es hasta ahora cuando te has dado cuenta, Señor?» Y también pudo haber reprochado: «¡Yo me di cuenta de esta situación hace cuarenta años! ¿Y tú, dónde has estado?».
El texto de hoy es la respuesta a un razonamiento muy lógico de Moisés: «¿Quién soy yo?» (vers. 11). Un razonamiento lógico porque Moisés sabía muy bien la dimensión de la tarea. Cuando había estado en condiciones de hacerle frente, recién graduado del ejército egipcio, había fracasado. ¿Y cómo iba a asumir ahora esa responsabilidad cuando había estado cuarenta años alejado de la disciplina militar tan necesaria para este proyecto? Además, estaba alejado de toda relación con sus compañeros del ejército con quienes hubiera podido establecer algún tipo de alianza.
¿Puedes imaginar la diferencia que había ahora con relación a los intentos de Moisés cuarenta años antes? Sí, claro, las palabras «yo estaré contigo». La gran tarea en cumplir la voluntad de Dios en la lucha de la predicación del evangelio es ahora gigantesca, inmensa, colosal. Se nos pueden ocurrir muchas estrategias, como sin duda se le ocurrieron a Moisés, pero la seguridad radica en la asociación con Dios.
Moisés intentó libertar a Israel por sus propios medios, y fue así como mató a un egipcio (Éxodo 2: 11, 12). Esperaba que el pueblo entendiera sus acciones y se levantara en armas. Pero no tuvo éxito. El secreto es aceptar la promesa de Dios: «Yo estaré contigo», y crear alrededor de nuestra vida un escenario de sumisión a su voluntad para garantizar su compañía. Comparte tu fe hoy. El Señor estará contigo, no tengas temor.
«El corazón humano nunca conocerá la felicidad hasta que se someta a ser amoldado por el Espíritu de Dios». MJ 53
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
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