Los hijos de Israel acamparán, cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos. Números 1:5.
Julián tenía enormes tatuajes en el cuerpo: espaldas, pecho y brazos exhibían dibujos extraños. Su vida pasada había estado relacionada con el mundo del rock y de las drogas. Un día, se dejó encontrar por Jesús, y todo cambió: su desesperado corazón que, en otros tiempos, loco y vacío, buscaba un sentido para la vida, encontró la paz y el descanso que Jesús ofrece.
Cierto día, se acercó a mí, avergonzado. Sus ojos brillaban con intensidad. Quería decir algo, pero no sabía cómo empezar. En pocos minutos, me di cuenta de que la causa de su perturbación era los tatuajes.
Cada vez que veo estos dibujos horribles me acuerdo de mi pasado. ¡Cómo me gustaría que Dios me diese una piel nueva! -se lamentó.
Olvídate de tu piel -le aconsejé-. Dios ya te dio un nuevo corazón. Eso es lo que importa.
Con frecuencia, encuentro personas como Julián, atormentadas por los recuerdos del pasado. En otros tiempos, acampaban en territorio enemigo y portaban la bandera de la destrucción. Nada pueden hacer hoy para borrar los recuerdos de aquella triste época; forman parte de su historia. Vivir el presente es aprender a convivir con el pasado. La conversión no provoca amnesia; los recuerdos son las raíces de cada ser humano.
Lo que realmente vale es el presente, y el maravilloso futuro que Dios tiene para ti. Has nacido de nuevo; tienes nuevos valores, principios, y una nueva filosofía de vida. Perteneces al campamento de "Israel". Entonces, ¡levanta la bandera de Jesús! ¡Ocupa tu puesto!
Cada día es día de nuevas oportunidades. Los errores de ayer ya fueron cometidos; pero, si aceptaste a Jesús como tu Salvador, y si se los confesaste, también ya fueron perdonados.
¡Vive por Jesús! Hay mucha gente que murió por Cristo; son los mártires de la historia cristiana. Hoy, Jesús no espera de ti que seas despedazado por los leones, en defensa de tu fe; no te pide que seas quemado vivo por tus principios. Lo único que espera es que vivas y revivas los nuevos valores que recibiste de él, porque "los hijos de Israel acamparán, cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
Julián tenía enormes tatuajes en el cuerpo: espaldas, pecho y brazos exhibían dibujos extraños. Su vida pasada había estado relacionada con el mundo del rock y de las drogas. Un día, se dejó encontrar por Jesús, y todo cambió: su desesperado corazón que, en otros tiempos, loco y vacío, buscaba un sentido para la vida, encontró la paz y el descanso que Jesús ofrece.
Cierto día, se acercó a mí, avergonzado. Sus ojos brillaban con intensidad. Quería decir algo, pero no sabía cómo empezar. En pocos minutos, me di cuenta de que la causa de su perturbación era los tatuajes.
Cada vez que veo estos dibujos horribles me acuerdo de mi pasado. ¡Cómo me gustaría que Dios me diese una piel nueva! -se lamentó.
Olvídate de tu piel -le aconsejé-. Dios ya te dio un nuevo corazón. Eso es lo que importa.
Con frecuencia, encuentro personas como Julián, atormentadas por los recuerdos del pasado. En otros tiempos, acampaban en territorio enemigo y portaban la bandera de la destrucción. Nada pueden hacer hoy para borrar los recuerdos de aquella triste época; forman parte de su historia. Vivir el presente es aprender a convivir con el pasado. La conversión no provoca amnesia; los recuerdos son las raíces de cada ser humano.
Lo que realmente vale es el presente, y el maravilloso futuro que Dios tiene para ti. Has nacido de nuevo; tienes nuevos valores, principios, y una nueva filosofía de vida. Perteneces al campamento de "Israel". Entonces, ¡levanta la bandera de Jesús! ¡Ocupa tu puesto!
Cada día es día de nuevas oportunidades. Los errores de ayer ya fueron cometidos; pero, si aceptaste a Jesús como tu Salvador, y si se los confesaste, también ya fueron perdonados.
¡Vive por Jesús! Hay mucha gente que murió por Cristo; son los mártires de la historia cristiana. Hoy, Jesús no espera de ti que seas despedazado por los leones, en defensa de tu fe; no te pide que seas quemado vivo por tus principios. Lo único que espera es que vivas y revivas los nuevos valores que recibiste de él, porque "los hijos de Israel acamparán, cada uno en su campamento, y cada uno junto a su bandera, por sus ejércitos".
Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón
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