Enviaron en busca de hombres que vinieran de lejos, a los cuales había sido enviado un mensajero, y vinieron. Por amor de ellos te lavaste, te pintaste los ojos y te ataviaste con adornos. (Ezequiel 23:40).
El texto para meditar en este día es un reproche de parte, de Dios a su esposa, su pueblo elegido. A pesar de que el Señor había hecho tantas cosas por ellos, su amor no era correspondido.
Me asombra tanto amor de parte de Dios, y tan diferente al tipo de amor que nosotros solemos manifestar. Nuestra expresión del amor parece estar sujeta a condiciones. A veces, como mujeres, nos sentimos insatisfechas y nos quejamos a o largo de todas las etapas de la vida. Queremos vivir un noviazgo eterno con nuestra pareja, donde las miradas sean siempre de gran intensidad y los piropos no se acaben nunca. Pero la vida tiene etapas diferentes, y no podemos quedamos estancadas. Podemos evolucionar, y a cada paso disfrutar de los distintos privilegios y responsabilidades que cada etapa trae consigo.
¡Cuántas veces oímos decir: «Cuando éramos novios era una cosa y ahora que estamos casados es otra»! Y no faltan las que, decepcionadas porque la realidad no se corresponde con su fantasía, se lanzan en busca de otro hombre, para el cual se acicalan, se pintan y se atavían con adornos. Dios nos invita a que meditemos en nuestra etapa actual. ¿Estás soltera? Entonces, prepárate para recibir el amor. ¿Estás casada? Pues unge tus ojos, busca tu belleza interior y exterior, perfuma tu vida con el amor divino y busca a Dios en oración. Verás que podrás disfrutar de las múltiples etapas por las cuales Dios, en su gran misericordia, te hará pasar.
Me encantaba observar a mis abuelos maternos sentados, tomados de la mano, sin pronunciar palabra, simplemente disfrutando de la compañía mutua. A muchos les parecerá algo aburrido, pero llegar a los 50 años de casados es un privilegio que no todos pueden tener. ¿Estás dispuesta a cuidar tu matrimonio para que crezca cada día más? Entonces, asegúrate de ser siempre la princesa que se atavía interna y externamente para su príncipe y no para otros.
El amor es siempre bello, no hacen falta lentes para ver su belleza.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
El texto para meditar en este día es un reproche de parte, de Dios a su esposa, su pueblo elegido. A pesar de que el Señor había hecho tantas cosas por ellos, su amor no era correspondido.
Me asombra tanto amor de parte de Dios, y tan diferente al tipo de amor que nosotros solemos manifestar. Nuestra expresión del amor parece estar sujeta a condiciones. A veces, como mujeres, nos sentimos insatisfechas y nos quejamos a o largo de todas las etapas de la vida. Queremos vivir un noviazgo eterno con nuestra pareja, donde las miradas sean siempre de gran intensidad y los piropos no se acaben nunca. Pero la vida tiene etapas diferentes, y no podemos quedamos estancadas. Podemos evolucionar, y a cada paso disfrutar de los distintos privilegios y responsabilidades que cada etapa trae consigo.
¡Cuántas veces oímos decir: «Cuando éramos novios era una cosa y ahora que estamos casados es otra»! Y no faltan las que, decepcionadas porque la realidad no se corresponde con su fantasía, se lanzan en busca de otro hombre, para el cual se acicalan, se pintan y se atavían con adornos. Dios nos invita a que meditemos en nuestra etapa actual. ¿Estás soltera? Entonces, prepárate para recibir el amor. ¿Estás casada? Pues unge tus ojos, busca tu belleza interior y exterior, perfuma tu vida con el amor divino y busca a Dios en oración. Verás que podrás disfrutar de las múltiples etapas por las cuales Dios, en su gran misericordia, te hará pasar.
Me encantaba observar a mis abuelos maternos sentados, tomados de la mano, sin pronunciar palabra, simplemente disfrutando de la compañía mutua. A muchos les parecerá algo aburrido, pero llegar a los 50 años de casados es un privilegio que no todos pueden tener. ¿Estás dispuesta a cuidar tu matrimonio para que crezca cada día más? Entonces, asegúrate de ser siempre la princesa que se atavía interna y externamente para su príncipe y no para otros.
El amor es siempre bello, no hacen falta lentes para ver su belleza.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
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