viernes, 8 de julio de 2011

SALUD MENTAL

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
Mateo 11:28.

Mientras cursaba el segundo año de ingeniería electrónica vi el estrés "personificado" en Matías, un compañero de estudio. Estábamos por rendir el examen final de una de las materias más importantes de ese año, y todos nos habíamos preparado durante semanas para salir exitosos. Cada día habíamos dedicado entre ocho y diez horas al repaso de una materia que sería difícil de aprobar. Finalmente llegó el día del examen. Era una tarde lluviosa de invierno; y después de recibir del profesor las instrucciones pertinentes, comenzamos a desarrollar los ejercicios propuestos. Después de dos horas, Matías comenzó a golpear el banco con su lápiz, tornándose algo molesto. Como todos estábamos muy alterados y concentrados en el examen, nadie le dijo nada, pero los golpes se fueron haciendo cada vez más intensos, hasta que el profesor se levantó de su escritorio y se dirigió adonde estaba Matías. Cuando el profesor tocó su hombro, Matías se cayó de su silla, y con el lápiz en su mano continuó golpeando el suelo. Rápidamente, algunos compañeros lo levantamos y lo llevamos al baño para mojarle el rostro con agua fría; en ese momento volvió en sí, llorando y temblando como una hoja.
¿Qué había pasado con Matías? El consenso fue que había tenido un "ataque" de estrés. El estrés es la respuesta del cuerpo y de la mente ante una determinada exigencia proveniente de alguna persona o situación que se nos presente. Todos sufrimos estrés en algún momento de la vida, ya que todos tenemos situaciones que demandan y exigen de nosotros algo más de lo que estamos acostumbrados a dar. El problema ocurre cuando se deteriora la salud mental o física a causa del estrés. Esto ocurre generalmente cuando el estrés es permanente.
¿Cómo combatir el estrés para no perder la salud? Son muchos y variados los consejos que podría compartir contigo sobre el tema, pero si adoptas una actitud positiva ante los problemas, aprendes a administrar tus tareas diarias, tienes una buena escala de valores y te riges por ella, tomas tiempo diariamente para relajarte y confías plenamente en Dios, verás que el estrés no minará tus energías.
Si en algún momento sientes que el estrés te está trayendo problemas, acepta la invitación de Jesús, que te dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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