En la casa del justo hay gran provisión. Proverbios 15:6.
Mientras le daba los estudios bíblicos a Matías, tuvimos la posibilidad de conocernos y formar una linda amistad. En uno de esos momentos de charla y comentarios sobre la Biblia, Matías reflexionó: "Yo no siempre tuve necesidad económica como la tengo ahora. Hubo un tiempo que mi padre ganaba mucho dinero, pero así como lo ganaba también lo perdía". El padre de Matías había llegado a ser el gerente comercial de una importante empresa telefónica, llegó a ganar mensualmente diez veces más de lo que ganaba un empleado promedio. Matías recordaba esos años de abundancia con cierta nostalgia, porque en el presente su padre estaba desempleado y la familia vivía con algunas estrecheces económicas.
Cuando Matías me contaba su historia, le pregunté: "¿En todos esos años y ganando tanto dinero, no ahorraron nada para momentos de emergencia?" Matías movió la cabeza en señal negativa y agregó: "Si alguna vez tengo la posibilidad de ganar lo que mi papá ganó, te aseguro que voy a ahorrar".
Este hombre, que por años había ganado muchísimo dinero, no había tenido la visión de vivir con menos y ahorrar parte de su sueldo. Cada día surgían nuevos motivos para gastar el dinero ganado, y así vivió hasta que quedó sin trabajo. Aunque buscó e intentó conseguir un empleo similar al que había tenido, nunca lo logró, y toda su familia sintió el cambio de nivel económico.
Lo que el padre de Matías había vivido es la triste experiencia de muchos. Tienen la posibilidad de trabajar, obtienen muy buenos recursos, pero gastan todo lo que ganan. Algunos sienten que "el dinero se les va de las manos", porque pasado el mes recuerdan haber ganado una gran suma y no saben en qué la gastaron.
Salomón, un hombre que llegó a ser muy rico, nos dice: "En la casa del justo hay gran provisión"; o dicho de otra manera, sin alterar el texto: "En la casa del justo hay gran ahorro". Dios derrama sus bendiciones a todos sus hijos a fin de que vivan cómodamente; pero también para que hagan provisión para el futuro. En algunos casos, ese ahorro puede estar destinado a un fin específico de corto alcance, como por ejemplo: un equipo de música, una computadora o una moto. En otros casos podemos ahorrar durante años para conseguir un automóvil nuevo o una casa. Debe ahorrarse como un estilo de vida, no con un fin específico, sino para momentos de emergencia o de necesidad.
Cualquiera sea la finalidad, aprende a ahorrar un porcentaje de tus ganancias, y se multiplicarán grandemente las bendiciones que Dios te da.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Mientras le daba los estudios bíblicos a Matías, tuvimos la posibilidad de conocernos y formar una linda amistad. En uno de esos momentos de charla y comentarios sobre la Biblia, Matías reflexionó: "Yo no siempre tuve necesidad económica como la tengo ahora. Hubo un tiempo que mi padre ganaba mucho dinero, pero así como lo ganaba también lo perdía". El padre de Matías había llegado a ser el gerente comercial de una importante empresa telefónica, llegó a ganar mensualmente diez veces más de lo que ganaba un empleado promedio. Matías recordaba esos años de abundancia con cierta nostalgia, porque en el presente su padre estaba desempleado y la familia vivía con algunas estrecheces económicas.
Cuando Matías me contaba su historia, le pregunté: "¿En todos esos años y ganando tanto dinero, no ahorraron nada para momentos de emergencia?" Matías movió la cabeza en señal negativa y agregó: "Si alguna vez tengo la posibilidad de ganar lo que mi papá ganó, te aseguro que voy a ahorrar".
Este hombre, que por años había ganado muchísimo dinero, no había tenido la visión de vivir con menos y ahorrar parte de su sueldo. Cada día surgían nuevos motivos para gastar el dinero ganado, y así vivió hasta que quedó sin trabajo. Aunque buscó e intentó conseguir un empleo similar al que había tenido, nunca lo logró, y toda su familia sintió el cambio de nivel económico.
Lo que el padre de Matías había vivido es la triste experiencia de muchos. Tienen la posibilidad de trabajar, obtienen muy buenos recursos, pero gastan todo lo que ganan. Algunos sienten que "el dinero se les va de las manos", porque pasado el mes recuerdan haber ganado una gran suma y no saben en qué la gastaron.
Salomón, un hombre que llegó a ser muy rico, nos dice: "En la casa del justo hay gran provisión"; o dicho de otra manera, sin alterar el texto: "En la casa del justo hay gran ahorro". Dios derrama sus bendiciones a todos sus hijos a fin de que vivan cómodamente; pero también para que hagan provisión para el futuro. En algunos casos, ese ahorro puede estar destinado a un fin específico de corto alcance, como por ejemplo: un equipo de música, una computadora o una moto. En otros casos podemos ahorrar durante años para conseguir un automóvil nuevo o una casa. Debe ahorrarse como un estilo de vida, no con un fin específico, sino para momentos de emergencia o de necesidad.
Cualquiera sea la finalidad, aprende a ahorrar un porcentaje de tus ganancias, y se multiplicarán grandemente las bendiciones que Dios te da.
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