Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da. Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que hace esto, y cualquiera que hace injusticia. Deuteronomio 25:15, 16.
Carina había comenzado a asistir cada jueves al grupo de oración que teníamos en el colegio. Era una madre de 29 años y tenía dos hijas pequeñas que ya eran alumnas. El motivo de oración, semana a semana, era su esposo. El pedido nos sorprendió a todos los presentes: "Quiero que Dios le dé a mi esposo otro trabajo; o si es mejor, que quede sin trabajo".
Como no entendíamos a qué hacía referencia, ella nos contó su situación. Su esposo había comenzado a trabajar en un supermercado, pero el dueño utilizaba métodos injustos para obtener mayores ganancias. Cada año despedía a todos sus empleados y los volvía a tomar; de esa manera evitaba pagarles la antigüedad que por ley correspondía a sus trabajadores. Además, ninguno de sus empleados contaba con días de descanso. Tenían que estar dispuestos a trabajar todos los días de la semana, y todas las semanas del mes. A veces, si disminuían las ventas, podían contar con medio día de franco, pero todo dependía de los antojos del empleador. Lo más triste era que el sueldo a veces se lo pagaban con mercadería del supermercado, y entonces toda la familia de Carina se endeudaba porque no tenían dinero efectivo para pagar los impuestos, el gas, la luz y el teléfono.
Todos en el grupo de oración quedamos consternados. No podíamos creer que hubiera gente tan avara, que para obtener un lucro significativo recurriera a la impiedad y a la injusticia.
Estas injusticias, que nuestro mundo llama "viveza" o "astucia", son desagradables a los ojos de Dios.
Las injusticias y el fraude se muestran de muchas maneras, no solo en patrones que se aprovechan de sus empleados. Tú, como joven que estás forjando tu futuro a través de tus decisiones, debes fijarte en obtener tus recursos con honestidad. Si bien Dios desea que sus hijos obtengan bendiciones materiales, quiere que estas se obtengan a través del trabajo justo y honrado. Por la gracia de Dios, las oraciones de Carina fueron escuchadas, y el Señor le proveyó a su esposo un empleo en una clínica adventista.
No dejes que la avaricia y el amor a las riquezas corrompan tu conciencia. Vive siempre a la luz de los principios santos.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Carina había comenzado a asistir cada jueves al grupo de oración que teníamos en el colegio. Era una madre de 29 años y tenía dos hijas pequeñas que ya eran alumnas. El motivo de oración, semana a semana, era su esposo. El pedido nos sorprendió a todos los presentes: "Quiero que Dios le dé a mi esposo otro trabajo; o si es mejor, que quede sin trabajo".
Como no entendíamos a qué hacía referencia, ella nos contó su situación. Su esposo había comenzado a trabajar en un supermercado, pero el dueño utilizaba métodos injustos para obtener mayores ganancias. Cada año despedía a todos sus empleados y los volvía a tomar; de esa manera evitaba pagarles la antigüedad que por ley correspondía a sus trabajadores. Además, ninguno de sus empleados contaba con días de descanso. Tenían que estar dispuestos a trabajar todos los días de la semana, y todas las semanas del mes. A veces, si disminuían las ventas, podían contar con medio día de franco, pero todo dependía de los antojos del empleador. Lo más triste era que el sueldo a veces se lo pagaban con mercadería del supermercado, y entonces toda la familia de Carina se endeudaba porque no tenían dinero efectivo para pagar los impuestos, el gas, la luz y el teléfono.
Todos en el grupo de oración quedamos consternados. No podíamos creer que hubiera gente tan avara, que para obtener un lucro significativo recurriera a la impiedad y a la injusticia.
Estas injusticias, que nuestro mundo llama "viveza" o "astucia", son desagradables a los ojos de Dios.
Las injusticias y el fraude se muestran de muchas maneras, no solo en patrones que se aprovechan de sus empleados. Tú, como joven que estás forjando tu futuro a través de tus decisiones, debes fijarte en obtener tus recursos con honestidad. Si bien Dios desea que sus hijos obtengan bendiciones materiales, quiere que estas se obtengan a través del trabajo justo y honrado. Por la gracia de Dios, las oraciones de Carina fueron escuchadas, y el Señor le proveyó a su esposo un empleo en una clínica adventista.
No dejes que la avaricia y el amor a las riquezas corrompan tu conciencia. Vive siempre a la luz de los principios santos.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
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