viernes, 9 de marzo de 2012

CADA GOTA DEJA SU «HUELLA»

Instrúyeme, Señor en tu camino para conducirme con fidelidad. Salmo 86:11, IMVI.

¿Sabes lo que es una estalactita? ¿Y un carámbano? La estalactita es un pedazo de roca con forma de cono y con la punta hacia abajo que se forma en los techos de las cavernas. Su nombre viene de una palabra griega que significa «gota», porque su formación es el resultado de miles de gotas de agua mineralizada que, cuando caen, dejan detrás una sustancia de carbonato de calcio llamada «calcita». Cada gota que cae deja una «huella», hasta que forman una especie de tubo que con el paso de los años se convierte en una estalactita.
El carámbano, por su parte, es un pedazo de hielo que queda colgando al congelarse el agua que gotea de los techos. Su proceso de formación es similar al de la estalactita, solo que el agua que cae no tiene carbonato de calcio.
¿Qué tienen en común el carámbano y la estalactita? Su formación comienza con una simple gotita de agua que a su paso deja una marca, seguida de otra gota, y de otra, y otra durante días, meses y a veces años. Una sola gota de agua no es suficiente para formarlos, pero cada gotita aporta su pequeña cuota a la «obra de construcción».
¿No es así como se forma el carácter? Cada pensamiento, cada acción, cada decisión, es como una gota que deja su huella. Los libros que leemos, la música escuchamos, las películas que vemos: cada actividad deja su huella en nuestro carácter. Nos hace mejores o peores personas. Lo mismo sucede con los amigos que escogemos y los lugares que visitamos. Si cada gota de agua es limpia, el resultado será un carácter noble. Si lo que ingresa a la mente es sucio, ya puedes imaginar lo que sucede.
¿Es fácil desarrollar un carácter puro, trasparente? No lo es, porque hoy día hay muchas «gotas sucias» que salpican con facilidad. Y están en todas partes. Por esta razón hay que apartar la vista de algunas cosas, negarse a ir a lugares y alejarse de ciertos amigos.
Y aquí viene la gran noticia: si algunas de esas gotas ya han dejado una marca en tu mente, pídele a Dios que te limpie con su preciosa sangre. No importa cuánto te hayas manchado, en Cristo hay poder para limpiarte.
Señor, dame la integridad de corazón para que honre siempre tu nombre.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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