El camino de la vida es hacia arriba al entendido. Proverbios 15:24, RV60.
Hace ya algunos años tuve un programa de radio llamado «Punto de referencia». Su lema era: «Nunca llegarás a tu destino si no sabes a dónde vas». ¿Ya sabes hacia dónde vas? ¿Ya descubriste tu propósito en la vida?
Viene a mi mente el ejemplo de un joven que temprano descubrió adonde quería llegar: Lance Armstrong. Cuando era todavía un joven, Lance descubrió su «pasión» en la vida: el ciclismo. A los 22 años, en 1993, ya había logrado el campeonato del mundo.
Su siguiente gran batalla la peleó fuera de la pista. En 1996 se le diagnosticó un cáncer testicular con metástasis en los pulmones y el cerebro. Los médicos no le dieron muchas esperanzas de vida. Pero Lance, un luchador infatigable, no se doblegó con facilidad. Su inquebrantable deseo de vivir, unido a un agresivo tratamiento de quimioterapia, le salvaron la vida. ¡Qué bendición fue su milagrosa recuperación!
Para 1998, Lance regresó a la pista. Ese año le fue tan mal que casi decidió retirarse de las competencias. Pero la palabra «fracaso» no parece formar parte de su diccionario. Decidió seguir, esta vez apuntando a la meta más alta: el Tour de Francia. En 1999, Lance ganó la máxima prueba del ciclismo mundial. Pero su éxito no se detuvo ahí. Entre 1999 y 2005 ganó esa misma competencia ¡siete veces consecutivas!
Hoy Lance ya no compite en la pista, pero a través de su fundación provee ayuda económica e inspiración a millones de personas que en todo el mundo luchan contra el cáncer. ¿De dónde saca el dinero para ayudar? De la venta de bandas elásticas amarillas en las que está grabada la leyenda «Livestrong» (Vida poderosa). He aquí alguien que descubrió su propósito en la vida ¡y con «sangre, sudor y lágrimas» logró cumplirlo! ¿Y tú? ¿Ya descubriste el tuyo? Al hablar de este tema, Elena G. de White expresó: «Recuerden que nunca alcanzarán una meta más alta que la que ustedes mismos se fijen. Fíjense, pues, un blanco alto y asciendan todo el largo de la escalera del progreso paso a paso, aunque represente penoso esfuerzo, abnegación y sacrificio [...]. Avancen con determinación en la debida dirección, y las circunstancias serán los ayudadores, no los obstáculos» (Mensajes para los jóvenes p 69).
Padre celestial, ayúdame a descubrir mi propósito de vida y, con tu poder cumplirlo cabalmente
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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