No mirando cada uno solo a lo suyo propio, sino también a lo de los otros (Filipenses 2:4).
El amor trae una alegría interior. Cuando le das prioridad al bienestar de tu pareja, hay una satisfacción que las acciones egoístas no pueden copiar. Es un beneficio que Dios creó y lo reserva para quienes demuestran amor en forma genuina. La verdad es que cuando renuncias a tus derechos por el bien de tu pareja, tienes la oportunidad de pasar a un segundo lugar en pro del propósito supremo del matrimonio.
Nadie te conoce tan bien como tu cónyuge. Esto significa que nadie reconocerá con mayor rapidez un cambio cuando en forma deliberada comiences a sacrificar tus necesidades y deseos para asegurarte de que los de tu pareja se satisfagan. Si te resulta difícil sacrificar tus propios deseos para beneficiar a tu cónyuge, quizá tengas un problema más profundo con el egoísmo de lo que quieres admitir. Hazte las siguientes preguntas: ¿En verdad quiero lo mejor para mi cónyuge? ¿Estás dispuesto a pagar el precio por la felicidad de tu cónyuge y familia?
¿Cuándo disfruto de la felicidad, agradezco a Dios y a mi cónyuge por proporcionármela?
¿Siento ser el motivo de la felicidad de mi cónyuge o de su dolor? ¿Qué puedo hacer para mejorar la situación, si está mal?
MENCIONA TRES COSAS QUE HARÍAS:
1. ______________________________________________________________
2. ______________________________________________________________
3. ______________________________________________________________
SOLICÍTALE A DIOS SU AYUDA.
Tomado del 50 días de Oración
Por Pr. Juan Caicedo Solís
Secretario Ministerial, Dir. Hogar y Familia
Unión Colombiana del Sur.
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