domingo, 7 de octubre de 2012

EL DIOS DE LO IMPOSIBLE.


¿A caso hay alguna cosa difícil para Dios? (Génesis 18:14).

¿Has sentido alguna vez grandes deseos de alcanzar un elevado objetivo, pero crees no tener la capacidad, los medios o el apoyo que necesitas para lograrlo? ¿Acaso has sentido que el temor te invade y, aunque has orado muchas veces, parece que tu esperanza desfallece y que tu petición no es contestada? El texto bíblico de hoy es una pregunta que deberíamos responder, colocando nuestra confianza en el Dios de lo imposible. Permíteme compartir contigo una de las más notables experiencias que me han acontecido y que me ayudó a despejar mis interrogantes, porque, te repito que para nuestro Dios, ¡no hay nada difícil!
Tenía quince años de edad y cursaba los estudios de secundaria en un colegio adventista. Recuerdo aquella etapa como una de las más enriquecedoras de mi vida por los buenos amigos que conocí y por la influencia positiva de mis profesores. Se celebraba una semana de oración en nuestro colegio, así que con la mejor disposición y entusiasmo decidí colaborar cantando una alabanza. Sin embargo, tenía un serio problema: no sabía cantar. No me desanimé, practiqué y esperé con gran anticipación el día de mi aporte musical. Pero, cuando llegó el momento, me dominó el nerviosismo, olvidé la letra y no pude terminar el himno.
¡Puedes imaginarte el trauma que debió de haber sufrido aquella tímida adolescente! Lo más triste fue pensar que en aquel momento Dios no estaba conmigo. Lloré a raudales y le abrí mi corazón al Señor. Le dije que necesitaba sentir su compañía y su voluntad obrando en mí, y que reconocía que únicamente él tenía el poder para suplir todas mis deficiencias.
Han transcurrido más de cuatro años desde el momento en que hice aquella petición. En todo este tiempo me he esforzado por desarrollar el talento del canto, ensayando y cultivando mi voz con perseverancia. Puedo decir que me he asombrado al ver la forma en que Dios me estaba preparando. Hoy siento un gran gozo en mi corazón al poder poner ese don a su servicio.
Jesús nos dice: «Clama a mí y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces» (Jer. 33:3), «pues nada hay imposible para Dios» (Luc. 1:37).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Dulce Montoya escribe desde Tabasco, México.

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