Busquen al Señor mientras se deje encontrar, llámenlo mientras esté cercano. Que abandone el malvado su camino, y el perverso sus pensamientos. Que se vuelva al Señor, a nuestro Dios, que es generoso para perdonar, y de él recibirá misericordia. Isaías 55:6-7.
Una de las promesas más hermosas y esperanzadoras que encuentro en la Biblia dice: «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mat. 28:20). Cuando leo la palabra «siempre», me lleno de júbilo. Cristo permanecerá cada instante a nuestro lado. Dios no tiene horarios de atención al cliente, tenemos acceso al trono de la gracia en todo momento. A pesar de las circunstancias, él promete estar presente. ¡Cuánta paz debiera traernos saber esto!
Sin importar lo que vivas hoy, él estará contigo si reclamas su promesa. Su permanencia a tu lado es voluntaria en tus triunfos y en tus fracasos, cuando ríes y cuando lloras, en la salud y en la enfermedad... Pero lo mejor de todo es que cuando está a nuestro lado, no es indiferente ni pasivo, ¡no! Si se lo permitimos, se compromete con nuestra causa, nos da estrategias para salir de los atolladeros, nos muestra la senda y nos conduce por ella. Y cuando estamos de celebración, nuestro Padre Celestial también festeja con nosotros. Cuando David llegó a esta convicción, exclamó: «Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador» (Sal. 25:4-5).
Si no has reclamado el cumplimiento de esta promesa en tu vida, hoy es el día para hacerlo. Invoca con fe al Señor, acércate por medio de la oración a su trono de gracia, y suplica. No ceses de hacerlo hasta que escuches al Señor decir: «Estoy contigo» (Hech. 18:10).
Nunca pienses que la promesa de compañía que Dios ha hecho es una quimera. ¡No lo es! Su cumplimiento fue una experiencia real en la vida de muchos hombres y mujeres de Dios. La Escritura declara que Moisés, en los momentos más decisivos de su vida, «se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible» (Heb. 11:27).
Amiga, te invito a que hoy descubras la realidad de la presencia de Dios en tu vida. Desarrolla el hábito de caminar con él por donde vayas y gozarás de paz y seguridad. Experimentarás el gozo de no sentirte sola y tendrás la certeza de que todo lo que hagas tendrá la aprobación del que desea lo mejor para ti.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
Una de las promesas más hermosas y esperanzadoras que encuentro en la Biblia dice: «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mat. 28:20). Cuando leo la palabra «siempre», me lleno de júbilo. Cristo permanecerá cada instante a nuestro lado. Dios no tiene horarios de atención al cliente, tenemos acceso al trono de la gracia en todo momento. A pesar de las circunstancias, él promete estar presente. ¡Cuánta paz debiera traernos saber esto!
Sin importar lo que vivas hoy, él estará contigo si reclamas su promesa. Su permanencia a tu lado es voluntaria en tus triunfos y en tus fracasos, cuando ríes y cuando lloras, en la salud y en la enfermedad... Pero lo mejor de todo es que cuando está a nuestro lado, no es indiferente ni pasivo, ¡no! Si se lo permitimos, se compromete con nuestra causa, nos da estrategias para salir de los atolladeros, nos muestra la senda y nos conduce por ella. Y cuando estamos de celebración, nuestro Padre Celestial también festeja con nosotros. Cuando David llegó a esta convicción, exclamó: «Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador» (Sal. 25:4-5).
Si no has reclamado el cumplimiento de esta promesa en tu vida, hoy es el día para hacerlo. Invoca con fe al Señor, acércate por medio de la oración a su trono de gracia, y suplica. No ceses de hacerlo hasta que escuches al Señor decir: «Estoy contigo» (Hech. 18:10).
Nunca pienses que la promesa de compañía que Dios ha hecho es una quimera. ¡No lo es! Su cumplimiento fue una experiencia real en la vida de muchos hombres y mujeres de Dios. La Escritura declara que Moisés, en los momentos más decisivos de su vida, «se mantuvo firme como si estuviera viendo al Invisible» (Heb. 11:27).
Amiga, te invito a que hoy descubras la realidad de la presencia de Dios en tu vida. Desarrolla el hábito de caminar con él por donde vayas y gozarás de paz y seguridad. Experimentarás el gozo de no sentirte sola y tendrás la certeza de que todo lo que hagas tendrá la aprobación del que desea lo mejor para ti.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
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