Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño (1 Juan 4: 6).
El versículo de esta mañana también se aplica a los principios de la vida saludable. La reforma prosalud era necesaria en todo el mundo y Dios tuvo a bien revelarla. En el contexto de una época de gran ignorancia sobre la salud, durante la década de 1830, en los Estados Unidos, se presentaron importantes mensajes sobre el tema. El doctor Sylvester Graham fue uno de los más influyentes y representativos reformadores de la salud.
El Dr. Graham expuso sus ideas en un artículo que publicó en The Graham Journal of Health and Longevity. Para él, (1) el alimento principal ha de consistir en verduras y frutas; (2) el pan hay que elaborarlo con harina no refinada; (3) la mantequilla ha de sustituirse por una buena crema; (4) es preciso masticar la comida con lentitud; (5) es mejor eliminar la carne y el pescado de la dieta; (6) también hay que evitar la grasa, los aderezos y los condimentos muy fuertes; (7) todos los estimulantes, como el té, el café, el alcohol, el tabaco (en todas sus formas), quedan prohibidos; (8) el agua pura es la mejor bebida; (9) la cena debe ser ligera y tomarse dos o tres horas antes de acostarse; (10) queda estrictamente prohibido comer entre comidas; (11) evitar comer en exceso; (12) la abstinencia es preferible a los medicamentos; (13) hay que dormir unas siete horas al día, en una habitación adecuadamente ventilada; (14) hay que evitar la ropa muy apretada; (15) el baño (de preferencia diario) con agua tibia o fría es muy saludable; (16) el ejercicio al aire libre es muy importante; (17) el pan no debe consumirse antes de doce o veinticuatro horas después de horneado.
Para los reformadores de salud cristianos, las leyes de la salud eran de origen divino. Así se entiende que Theodore Dwight Weld declarase: «Estas son tan ciertamente leyes de Dios, como "amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, y a tu prójimo como a ti mismo"». Obedecerlas implica un cuerpo saludable, desobedecerlas implica enfermedad.
A veces los adventistas pensamos que esta reforma a favor de la salud comenzó con nosotros, pero no fue así. Dios ama a todas las personas y obra sobre los corazones de muchos para aliviar los dolores de un planeta enfermo. Lo importante es que abraces este grandioso mensaje, para que tengas una vida óptima y puedas servir a Dios con todos tus dones y talentos.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
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Por Félix H. Cortez
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