«Guarda silencio ante el Señor; espera con paciencia a que él te ayude». Salmo 37: 7
¿Has tocado alguna vez con tus manitas la lluvia cuando cae del cielo? Se siente muy rico tocarla. Pero cuando es mucha lluvia, las calles se llenan de agua y ya no puedes salir a jugar. Te pones triste porque ya quieres salir y ver el sol.
¿Sabías que cuando Noé estuvo dentro del arca llovió por cuarenta días y cuarenta noches? ¡Sí, así como lo oyes! Es mucho tiempo para estar encerrados, ¿verdad? Noé, con mucha paciencia, esperó con su familia y con todos los animales dentro del gran barco hasta que dejara de llover y pudieran ver nuevamente la luz del sol.
Pero llovió tanto que después que salió el sol tuvieron que esperar un poco más hasta que el agua se secó por completo y pudieron salir del arca.
¿Sabes qué? Después de la lluvia siempre sale el sol. Si quieres jugar y la lluvia no te deja, solo espera un poco y el clima mejorará. Para los amigos de Jesús, la historia siempre mejora. Así que si las cosas no salen como esperas solo debes ser paciente y confiar en Jesús. Pronto saldrá el sol y todo será mejor.
Oremos: Querido Jesús, enséñame a confiar en ti aunque las cosas no salgan como yo quiero.
Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco
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