El cambio es ley de vida. Cualquiera que solo mire al pasado o al presente, se perderá el futuro. John F. Kennedy
Una joven cristiana estaba a punto de viajar a China con su esposo como misioneros, pero sentía un peso en su corazón, pues era responsable de una clase bíblica. La única persona que le parecía idónea para sustituirla era su hermano, pero en aquella fase de su vida él no asistía a la iglesia ni mostraba interés por la religión. Ella le pidió que diera su clase, pero él dijo que no. Lejos de descorazonarse, aquella muchacha comenzó a suplicar a Dios que su hermano se convirtiera y tomara su lugar.
El día anterior a su partida, el problema seguía sin solución, a pesar de sus muchas oraciones. Como su padre no sabía cuánto tiempo estaría separado de , su hija, pidió que se arrodillaran todos para orar, y comenzó a llorar. El hermano abandonó la sala y, cuando la joven estaba ya a punto de salir de casa, regresó, la abrazó y le dijo: “He aceptado a Cristo y voy a cuidar de los miembros de tu clase”. Aquel joven tomó la clase, gracias a la cual él mismo fue profundizando cada vez más en la verdad, y ella pudo llevar el mensaje a tierras lejanas sin sentirse culpable de no haber previsto quien siguiera alimentando al pequeño rebaño que dejaba atrás.* ¿Has observado en tu iglesia que hay puestos de responsabilidad que año tras año ocupan las mismas personas? ¿A quién estás preparando para que te sustituya en tus responsabilidades cuando faltes? Pasar la batuta es más importante de lo que parece. Tener visión de futuro e ir preparando a las nuevas generaciones para llevar a cabo un liderazgo de calidad en la iglesia es vital para nuestras congregaciones. Puede que te parezca que nadie está preparado pero, lejos de conformarte con esa observación superficial, pide ayuda a Dios para que provea líderes. Sé ese instrumento que él pueda utilizar para formar a los que vienen detrás y que han de pasar al frente.
La actitud de fe y previsión de esta joven es un ejemplo para todas nosotras. Porque Dios “mismo concedió a unos ser apóstoles y a otros profetas, a otros anunciar el evangelio y a otros ser pastores y maestros. Así preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio” (Efe. 4:11, 12). Ayudemos a los miembros inexpertos de nuestras iglesias a crecer en conocimiento de Dios y en liderazgo.
* D. L. Moody, 120 meditaciones para nutrir su espíritu y refrescar su alma (Weston, Florida: Patmos, 2011), p. 32.
“[Dios] preparó a los del pueblo santo para un trabajo de servicio”. (Efe. 4: 12).
Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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