viernes, 29 de enero de 2016

UNA FE PERFECTA

¿No fue justificado por las obras Abraham nuestro padre, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? ¿No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfeccionó por las obras? Santiago 2:21,22.

Cuando Abraham llegó al monte Moriah, dejó a sus dos siervos en la base y comenzó a escalar con su hijo. No quería que nadie viera la escena final, excepto Dios. Lentamente avanzó hacia arriba. Abraham estaba respirando más fuerte que lo usual. El solo pensamiento de matar a su hijo como sacrificio hacía que la pendiente I ‘ureciera más empinada. Caminaban en silencio. Isaac llevaba la madera, y su padre, la antorcha para el fuego y el cuchillo. Finalmente, el joven no se pudo contener más.
“Padre mío, tenemos el fuego y la madera, pero ¿dónde está el cordero?”
Abraham hizo un gesto de dolor. Estas palabras de su hijo perforaron su corazón como si fueran frío acero. “Hijo mío”, respondió, “Dios mismo proveerá un cordero”.
Al final, llegaron a la cumbre y construyeron un altar. Luego, Abraham lentamente miró a su hijo.
“Isaac, Dios me dijo que tú serás la ofrenda”.
Por un momento, Isaac no podía creer lo que oía. Aterrorizado más allá de cualquier cosa que hubiere experimentado alguna vez, se puso de pie allí mientras ríos de escalofríos corrían de arriba abajo por su columna vertebral. ¡Su propio padre iba a matarlo en lugar del cordero habitual!
Abraham estaba exhausto por el insomnio de los últimos tres días, y el fuerte joven lacilmente podría haberlo dominado y corrido a toda velocidad, bajando la colina. En lugar de eso, el temor de Isaac se transformó en asombro. El, Isaac, el hijo de Abraham, el ansiado hijo prometido, iba a morir como un símbolo de la muerte del propio Hijo de Dios. Era un alto honor. Se le había enseñado la obediencia desde su más temprana infancia, y ahora, aquellos veinte años de lecciones de confianza lo hicieron un participante de la fe de su padre. Voluntariamente, Isaac se subió al altar y animó a su padre a que lo atara fuerte.
Finalmente, las últimas palabras de amor fueron dichas, y Abraham se inclinó y abrazó a su hijo por última vez. Isaac miró hacia arriba y vio a su padre levantar su brazo; el filo del cuchillo destellaba a la luz del sol. De pronto, una voz del cielo le dijo a Abraham que se detuviera. Había pasado la prueba.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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