A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menor si le faltara una gota. Teresa de Calcuta
En el 2010 Rick Warren se dio cuenta de que los miembros de la iglesia que pastoreaba tenían un problema. Estaba bautizando por inmersión, con ayuda de otros pastores, nada menos que a ochocientos catecúmenos cuando, ante el agotamiento que le causaba el esfuerzo, pensó: “¡Qué gordos están todos!” Antes de que terminara la ceremonia ya había decidido hacer algo al respecto.
Como descubriría más tarde, la media de peso entre las mujeres de su congregación era 80 kg. Y la de los hombres 95 kg. Los hábitos alimentarios de las más de veinte mil personas que pastoreaba eran claramente dañinos: exceso de comida, falta de ejercicio, poca agua, estrés… y Warren estaba en una posición privilegiada para ayudarlas a cambiar. Así que el __—^
15 de enero de 2011 lanzó el Plan Daniel, basado en el tipo de alimentación del profeta Daniel y sus amigos. Seis mil miembros de la iglesia se anotaron al plan, y otros mil doscientos lo hicieron por Internet. En la actualidad, la cifra supera los quince mil.
Los resultados han sido todo un éxito, y la Biblia ha cobrado vida una vez más en pleno siglo XXL.
La Palabra de Dios puede ser una lámpara a nuestros pies y una luz en nuestro camino (ver Sal. 119:105) si nosotras, con visión y de una manera práctica, nos decidimos a impactar las vidas de nuestros familiares, amigos, compañeros y vecinos con los principios que se encuentran en ella. Para cada problema de la vida, grande o pequeño, hay un consejo en la Biblia; para cada reto, una fuente de inspiración y fortaleza; para cada decisión difícil de tomar, una guía; y para cada prueba o dolor, un consuelo directo de nuestro Padre celestial.
No tienes que ser predicadora, líder o autora de best sellers para ejercer una influencia positiva donde te encuentras. Simplemente con sencillez, inteligencia y oración, conduce a tu gente a la verdadera fuente de salud, equilibrio y paz. Tú ocupas la posición privilegiada que te da el amor cristiano. Antes de que termine esta ceremonia que es tu vida, decide mostrar ese amor compartiendo tu fe de forma práctica.
“Tu palabra es una lámpara a mis pies y una luz en mi camino (Sal. 119:105).
Jefftey Kluger, Elizabeth Dias, “Does God want you to be thin?” [¿Quiere Dios que estés delgado?], especial de salud de la revista Time, 11 de junio de 2012, pp. 40-53.
Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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