Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre. Salmo 118:8.
Como Moisés era tan buen general, supuso que Dios quería que liberara a los israelitas por medio de la espada. Por la manera en que lo imaginaba, organizaría a los hebreos en una fuerza de combate y los lideraría contra el ejército egipcio.
Cuando tenía cuarenta años, parecía haber llegado el tiempo correcto. Con frecuencia había visto la terrible esclavitud que sufría su pueblo y le había dolido el corazón cada vez que veía a los capataces egipcios golpear a los israelitas para que trabajaran más duro. Un día vio que un hebreo era golpeado, y decidió que era demasiado. Miró hacia un lado y hacia el otro para asegurarse de que nadie lo viera y, antes de que el egipcio supiera quién lo había golpeado, estaba muerto a los pies de Moisés. Este escondió rápidamente el cuerpo fuera de la vista, en la arena, y regresó a la corte como ni nada hubiera sucedido. No tenía miedo de que los esclavos hebreos lo delataran. Después de todo, iba a ser su líder; estaba seguro de que el asesinato se mantendría en secreto.
Al día siguiente, vio a dos hebreos pelearse. Acercándose al hombre que obviamente era más fuerte, Moisés intentó frenar la pelea. El hombre se volvió contra él; “¿Quién te hizo príncipe y juez sobre nosotros? ¿Pretendes matarme como lo hiciste con el egipcio?”
Ahora Moisés estaba asustado. Ya que la noticia sobre el asesinato había salido, ahora tenía que correr por su vida. Una vez que Faraón se enterara de esto, lo perseguiría. Y Faraón se enteró. En el palacio, la noticia estaba en boca de todos. Se propagaban rapidamente rumores exagerados y floridos; ¡Moisés estaba planeando derrocar al Gobierno y colocarse en el trono!
“¡No habrá seguridad para los egipcios mientras esté vivo!”, exclamaron los consejeros de Faraón.
Faraón publicó la alerta máxima por Moisés. Tampoco era un asunto fácil para él salir del país. Había torres de guardia a lo largo de toda la frontera. ¡Si tan solo hubiera hecho las cosas a la manera de Dios en lugar de hacer sus propios planes! Pero, incluso cuando tuvo que agacharse y salir zigzagueando a través de la maleza y las rocas, Dios tenía un plan para Moisés.
“Moisés no estaba preparado para su gran obra. Aon tenía que aprender la misma lección de fe que se les había enseñado a Abraham y a Jacob: es decir, a no depender, para el cumplimiento de las promesas de Dios, de la fuerza y la sabiduría humanas, sino del poder divino” [Patriarcas y profetas, p. 253).
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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