“Porque misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos”. Oseas 6:6
¡Me encantan las bodas! El radiante afecto que brilla en los ojos de los contrayentes mientras miran conteniendo la respiración el rostro del otro, agarrados de la mano, casi sin moverse mientras el predicador habla incesantemente. ¿Hay algún joven que en ese momento no diera alegremente la mitad de su reino si la damisela lo pidiera? Porque cumplir el anhelo del otro es el gozo del amor, ¿no? ¡Al menos lo fue el día de nuestra boda!
Oseas 6:6 debe de haber sido un versículo de memoria que Jesús aprendió de niño, porque es el único que lo cita en el Nuevo Testamento (dos veces en Mateo). Puede que sea una vieja línea polvorienta de un antiguo profeta, pero en labios de Jesús se convierte en una poderosa representación de qué quiere por encima de todo Dios, el Novio, de sus hijos de la tierra. “Deseo misericordia”. ¿Podría haberlo dicho más claro? El término hebreo hesed puede traducirse “cariño”, “misericordia”, “amor constante”. Aúna en una sola palabra el profundo compromiso contractual de contrayentes y amantes de por vida. Es la esencia misma de Dios, y está claro que él anhela que sea vivida en la vida de sus elegidos. El propio Jesús declaró: “Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso” (Luc. 6:36, LBA).
Al meditar sobre este llamamiento a la misericordia (vivir compasivamente, o llenos de compasión), he empezado a dar vueltas a una simple pregunta. Quizá te resulte útil: ¿ Cuál sería la respuesta más misericordiosa que pudiera dar en este caso? Por ejemplo, alguien me llama por teléfono y me pide ayuda; ¿cómo debería responderle? O un colega está en apuros, sobrecargado, agobiado; ¿qué debería hacer yo? O dos conductores intentamos parquearnos en el mismo espacio; ¿cuál es la respuesta más misericordiosa? ¿O si alguien me pidiera dinero? ¿O si tengo a un conocido que está perdido y sin Jesús? ¿O si a mi perro le urge salir, pero yo llego tarde a una cita? (Quizá suene trivial, pero “el que ama a Dios no solamente amará a sus semejantes, sino que considerará con tierna compasión las criaturas que Dios ha hecho” [Hijos e hijas de Dios, p. 54]). ¿No crees que Dios podría hacernos madurar y guiarnos para que busquemos hacer de su misericordia nuestra configuración por defecto, para que, en vez de criticar podamos vivir el camino de la Misericordia con una paz interior y un gozo otorgado por Aquel que nos tuvo misericordia primero?
Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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