Nuestra respuesta a las necesidades que vemos a nuestro alrededor revela la verdadera actitud de nuestro corazón. Randy Roberts
Un soldado de Boston que regresaba a casa tras la guerra de Vietnam llamó por teléfono a sus padres desde la primera escala de su vuelo, en California: “Mamá, quiero preguntarte si puedo invitar a casa a un compañero”. “Sí, por supuesto” respondió la madre. Entonces él añadió: “Hay algo que debo decirte primero. Mi amigo fue gravemente herido en combate. Una granada explotó cerca de él y ha perdido una pierna y un brazo, y tiene la cara totalmente desfigurada. ¿Puede ir de todas maneras?” “Claro, puede quedarse unos días con nosotros”, reafirmó la madre. “En realidad -añadió el joven- quiero que viva con nosotros”. La madre, que era una mujer muy rica, hizo silencio durante unos segundos y añadió: “Bueno…, no sé… ¿Qué va a decir la gente? Creo que más de uno de nuestros amigos se sentiría incómodo…” Excusa tras excusa, se quedó hablando sola. Su hijo había colgado el teléfono. Horas más tarde, una llamada de la policía: “Acabamos de encontrar el cuerpo sin vida de un joven con el rostro desfigurado, con un solo brazo y una sola pierna. Se ha suicidado. Lamento decirle que es su hijo”.*
¿Qué es lo que más te impresiona de este relato?
¿Quizá saber que con tu actitud podrías estar cerrándole las puertas de tu hogar a tu propio hijo? Pues déjame decirte que, en realidad, no importa si se trata de tu hijo o de cualquier otra persona, en cada ser humano necesitado que se presente ante ti pidiendo tu ayuda, has de ver a Jesús. El toma la apariencia de las necesidades humanas, por eso, en nuestra respuesta a ellas mostramos nuestra fe y verdadera actitud hacia Dios.
“Los justos preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento, o sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ El Rey les contestará: ‘Les aseguro que todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron’ ” (Mat. 25:37-40).
“Todo lo que hicieron por uno de estos hermanos míos más humildes, por mí mismo lo hicieron” (Mat. 25:40).
* Dale E. Galloway, Rebuild Your Life, citado en Charles R. Swindoll, The Tale of the Tardy Oxcart (Nashville: Word, 1998), p. 109.
Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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