Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehová. 2 Samuel 6:14.
David y miles de israelitas habían temblado de miedo cuando Uza fue muerto, pero hubo regocijo en la casa donde dejaron el Arca. Obed-edom, el geteo, estaba feliz de tener el cofre sagrado.
La reprimenda de Dios hacia Uza por tocar el Arca y su bendición sobre Obed-edom por su respeto hacia ella habían hecho su trabajo. Ahora David estaba listo para intentarlo de nuevo.
Esta vez, siguió exactamente las instrucciones del Señor y trajo el Arca de manera apropiada. Estaba tan feliz que saltaba de júbilo y danzaba delante el Señor.
Para un israelita de aquel entonces, este era un método apropiado de mostrar gozo santo. Muchas personas leen nuestro texto para hoy y piensan que esto les permite bailar, pero la danza de David ante el Señor no era lo mismo que el baile moderno.
El baile de David estaba inspirado en el gozo puro mientras pensaba en la bondad de Dios para con él. Algunos movimientos del baile moderno pueden ser usados fácilmente por el diablo para llevamos a hacer lo opuesto a lo que hizo David: olvidarnos de Dios.
Sin embargo, había alguien a quien no le gustó lo que veía. Era Mical, la hija de Saúl. Veinte años antes, ella había amado a David y se había casado con él, pero después de la huida de David, Saúl hizo que se volviese a casar. Ahora que David estaba en el trono, le ordenó regresar y unirse a él. Ahora, mientras miraba por la ventana, sintió en su orgullo que David se estaba rebajando delante del pueblo y lo despreció por eso.
David no tenía idea de lo que Mical pensaba. Una vez que el Arca estuvo en su lugar correcto y el sonido de miles de personas que cantaban y se regocijaban se desvaneció, David bendijo a todos y los envió a sus casas con comida de regalo. Su corazón se llenó de alegría, hasta que se encontró con Mical.
“¡Qué magnífico que estuvo el rey de Israel hoy!”, se burló. “Has hecho el ridículo ante todo el mundo”.
David pensó que ella estaba despreciando y deshonrando el servicio a Dios, y le respondió duramente: “Fue delante de Jehová” (2 Samuel 6:2l).
Por su arrogancia y orgullo, que era muy similar al espíritu de su padre, Mical nunca tuvo hijos, una maldición terrible para una mujer de su época.
Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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