Tu Oración: Querido Dios, gracias por tu amor al crear mis orejas para oír.
Versículo para hoy: “A ti clamo, oh Dios, porque tú me respondes; inclina a mí tu oído, y escucha mi oración”. Salmos 17:6.
Las orejas nos ayudan a escuchar. Cuando conversas con tus amigos, o cuando mamá te lee la lección de Escuela Sabática, esos sonidos van hacia una capa muy delgada que está dentro del oído, al interior de tu cabeza. Se llama tímpano. Vibra cuando las ondas del sonido lo tocan. De ahí las ondas avanzan y llegan a donde están tres huesitos, que las mandan a un compartimiento lleno de líquido. Posteriormente las ondas del sonido van al cerebro y así queda distinguido. ¡Pero todo eso es súper rápido! Sucede instantáneamente cada vez que escuchas.
El sentido del oído también te ayuda a mantener el equilibrio. Si te inclinas a levantar un juguete no te caes ni mareas. Es muy importante cuidar el oído. Trata de no escuchar música a un volumen muy fuerte, y aléjate de máquinas que hagan mucho ruido porque eso daña tu oído. Tampoco introduzcas jamás algo en tus orejas, ni siquiera un hisopo (cotonete).
Un poquito de ciencia
Decora las orejas de tu cuerpo humano de cartón.
Tomado de Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
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