domingo, 5 de junio de 2016

¿DIVORCIO? ¡EN MI FAMILIA, NO!

…pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación (Filipenses 4:11).

La llamada al colegio con internado donde Paola estaba cursando sus estudios llegó la noche del miércoles.
– Paola -dijo su padre-, las cosas no van muy bien entre tu madre y yo. Quiero que sepas que los dos te amamos mucho, pero me iré a vivir solo. Quería decírtelo primero a ti.
Ella lo había estado esperando, pero la noticia igualmente la conmocionó. Sus padres estaban iniciando el proceso de divorcio. Paola sintió una opresión en su pecho, y las lágrimas se agolparon en sus ojos. A pesar de que ella sabía que sus padres estaban sufriendo, todavía tenía dificultades para aceptar que el divorcio podía ocurrir en su familia.
Elevando sus problemas a su Padre celestial, Paola inclinó la cabeza. Luego tomó su Biblia, buscó y leyó algunas promesas para reconfortarse. Filipenses 4:11 y 19 tenían un significado especial. Aun cuando su mundo se caía a pedazos, ella sabía que contaba con Alguien que nunca la defraudaría.
Más tarde, durante esa semana, Paola habló con algunos amigos y miembros de la familia, y se tomó el tiempo para pensar en sus reacciones. Entonces, decidió conversar con su mamá y su papá. Necesitaba hacerles saber que ella aún los amaba a ambos, y necesitaba saber que ellos también la amaban. Si bien habría preguntas difíciles de responder y decisiones difíciles de tomar, le sería de ayuda para su autoestima el saberse amada por ambos padres.
Paola encontró consuelo al saber que Jesús era su Amigo en un momento tan difícil.

¿Y AHORA?
¿Cómo puedes ayudar a un amigo cuyos padres se están divorciando o que esté experimentado problemas? Deuteronomio 31:6 y Josué 1:9 tiene buenas ideas.

SPLASH:
Hubo un tiempo, en Japón, en el cual el hecho de que la esposa fuese zurda podía ser razón para que el hombre solicitara el divorcio.

Tomado de Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler
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