martes, 24 de enero de 2017

ENEMIGO VENCIDO

“Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él” (Apocalipsis 12:9).

El 24 de enero de 1972, Shoichi Yokoi, sargento del Ejército Imperial Japonés, fue descubierto en la jungla de Cuam, donde se había escondido desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, casi 28 años después de que los estadounidenses recuperan el control de la isla en 1944. Cuando las fuerzas estadounidenses capturaron la isla en la Batalla de Guam, Yokoi logró escapar y esconderse, con otros diez soldados. Siete de ellos finalmente se fueron y tres permanecieron allí. Solo Yokoi sobrevivió.
Dos pescadores lo descubrieron el 24 de enero de 1972. Pensó que su vida peligraba e intentó atacarlos, pero finalmente pudieron reducirlo. De Guam, fue repatriado al Japón. “Con mucha vergüenza, pero regresé”, fueron sus primeras palabras a su regreso. Aunque pasó 28 años en aquella cueva, desde 1952 sabía que la Segunda Guerra Mundial había finalizado. ¿Por qué siguió escondido, entonces? Explicó: “A los soldados japoneses se nos enseña que es preferible morir a la desgracia de ser capturado vivo”
Como Yokoi, Satanás sabe que la guerra ya está perdida: en la cruz, Cristo ganó una batalla y también, la guerra. Pero, el enemigo de Dios es demasiado orgulloso para admitir sus errores; su ego le impide reconocer su derrota. Como Yokoi, es un enemigo vencido, pero no rendido.
Al igual que Yokoi, Satanás quedará condenado al aislamiento y la soledad (Apoc. 20:1-3). Después de la segunda venida de Cristo, será “encadenado” y condenado a vivir en este mundo, ya sin habitantes. No podrá poner en juego sus arteros engaños. No habrá ser humano para arrastrar al abismo. Solo él y sus secuaces, en un mundo frío, de tinieblas y oscuridad. Y ni así, después de ese período que pudo ser de meditación y recapacitación, reconocerá su error y se arrepentirá. Con los impíos de todas las edades, lanzará su último ataque contra la SantaJeru- salén, la ciudad de Dios. Pero su final será en fuego y azufre (Apoc. 20:7-10).
Ahora la guerra se vuelve personal. Supongo que ya decidiste ponerte de parte del bando ganador, en el ejército de Cristo. Sin embargo, tenemos el dilema diario de reconocer si estamos esforzándonos en el bando correcto y si nuestras energías están destinadas al avance del Reino de los cielos. Hoy, decide que todos tus pensamientos, palabras y acciones estén del lado correcto.

Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
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